Minutos antes de las cinco de la tarde de anteayer, personal de la subcomisaría de San José del Boquerón, departamento Copo, realizaba un operativo de control de vehículos sobre la Ruta Provincial 4.

En esa circunstancia, los uniformados detuvieron la marcha de un automóvil Peugeot 206, en el que se movilizaba una pareja, que se mostró molesta por el control vial y manifestó contradicciones al momento de responder sobre el motivo del viaje.
A los pocos minutos, arribó una motocicleta Yamaha FZ, la cual era conducida por un hombre, quien dijo ser hijo de la mujer que circulaba en el automóvil, tras lo cual dio otra versión completamente distinta a la esgrimida por las otras dos personas.
Paralelamente, como parte del operativo, los policías recorrieron la ruta y a varios kilómetros del control advirtieron la presencia de un hombre que circulaba a pie, por lo que en una rápida entrevista adujo haber llegado al lugar a bordo de la moto Yamaha, por lo que fue trasladado al puesto de control.
El hecho fue informado al Dr. Daniel Ábalos, representante de la Unidad Fiscal Copo, quien dispuso que se diera participación al Juzgado Federal N° 2 de Santiago del Estero, entablando comunicación con el secretario penal del juzgado, Dr. Mario Medina, quien dispuso la participación de personal de la Dirección General de Drogas Peligrosas de la Policía de la Provincia.
Los procedimientos siguieron en marcha y se interceptó un automóvil Volkswagen Suran, en el que se movilizaban dos sujetos, quienes en estado de nerviosismo y ante las incisivas preguntas de los uniformados sobre el motivo del viaje, dieron versiones distintas, por lo que preventivamente quedaron demorados con el resto de las personas.
Ante la situación, los recorridos de las unidades motorizadas fueron constantes por la ruta, circunstancia en que lograron interceptar una camioneta Volkswagen Amarok que merodeaba la zona, la que fue escoltada hacia el puesto de control, donde se hizo presente personal de Gendarmería Nacional.
Bajo las órdenes del secretario penal del Juzgado Federal N° 2, alrededor de las 22 de antenoche, se realizó la requisa de todos los vehículos mencionados y se logró secuestrar en total siete celulares y desde la camioneta Amarok se extrajeron 23 “ladrillos” que contenía 24,360 kilos de cocaína y 97.450 pesos. Los “ladrillos” de droga secuestrados tenían la imagen de Rafael Caro Quintero, un narco mexicano, para identificar la calidad del estupefaciente y el grupo al que pertenece. 
El Juzgado Federal Nº 2, a cargo del Dr. Sebastián  Argibay, ordenó la detención e incomunicación de las siete personas involucradas, todas oriundas de la provincia de Salta, y el secuestro de todos los vehículos mencionados, de la sustancia, del dinero y de los teléfonos celulares, que serán analizados.

Quién es Rafael Caro Quintero, que aparece en los “ladrillos” de droga

El 18 de septiembre de 1985, personal de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, en inglés), capturaron por primera vez a Rafael Caro Quintero, líder y fundador del extinto Cártel de Guadalajara. Quintero fue extraditado a México, donde lo condenaron a 40 años en prisión, pero a 28 de estar encarcelado, el Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito del Estado de Jalisco decidió ponerlo en libertad, el 8 de agosto de 2013.
Luego de su liberación, Quintero buscó retomar el negocio del narcotráfico, pero Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa e Ismael “El Mayo” Zambada”, brazo armado de la organización criminal le recomendaron no volver al negocio, ya que no le correspondía nuevamente el liderazgo.
Según los reportes, Quintero sostuvo reuniones con “El Chapo” para pedir una reincorporación al Cartel, pero Guzmán le sugirió de forma “amistosa” que ya no debía volver.
“El Mayo”, por su parte, le ofreció a Quintero protección y seguridad en un alejado pueblo para que pudiera vivir tranquilamente de su retiro.
Sin embargo, Caro Quintero no accedió, ya que decía que por derecho de antigüedad podía formar parte del Cartel de Sinaloa, sin pedir permiso a los que alguna vez fueron sus subordinados en el extinto Cartel de Guadalajara.
Fue así que, en estas reuniones junto a otros “colegas” importantes del narcotráfico, se llegó a un acuerdo, según la revista Proceso: Quintero no volvería al negocio del narcotráfico, debido a que los tiempos habían cambiado y ya no le correspondía algún puesto de autoridad y se mantendría la paz entre narcotraficantes.
Es así que desapareció a semanas de su liberación. Incluso, Quintero había dado entrevistas a los medios donde decía que “iba a llevar de ahora en adelante una vida tranquila“.
Sin embargo, lo que pocos sabían era que “El Narco de Narcos” dedicó la mayor parte de su tiempo en libertad a reconstruir su organización criminal, con un objetivo claro: retomar el poder del narcotráfico y eliminar a quienes se interfirieran en su camino.
De entre las personas que debía eliminar se encontraba “El Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa y quien, décadas atrás, era su subordinado.
Además, “El Chapo” tenía en su poder el denominado “Triángulo Dorado”, un área importante para el narcotráfico conformado por los estados de Durango, Chihuahua y Sinaloa.