Por Tony Villavicencio | Monte Quemado, ciudad perdida en las sombras de una sospechada corrupción que hace más confusa la relación entre el gobierno el dinero público y el incumplimiento de los servicios.

No se puede admitir que un intendente, sin otro justificativo que la extorción  política niegue el servicio de agua a las familias que se encuentren fuera del sistema de red. Eso es un acto de herejía e inhumano castigado por la  Ley y que la fiscalía de oficio tendría que investigar porque un intendente en el uso del poder público la Ley le impone obligaciones por cumplir..       

Quizás la marcada tendencia de apropiarse del poder político, deformación que les hace creer a los administradores y actuar como propietarios del Estado y de sus bienes, en lugar de conducirse como delegatarios enmarcados en la temporalidad del poder, que los obliga a cumplir con un mandato público específico, trabajando y administrando en beneficio de todos y cada uno de los vecinos de la ciudad.

En estos días previos a las elecciones en plena campaña política  y como ocurrió siempre, hay familias de los barrios periféricos que no les llevan el agua desde la municipalidad, respondiendo a intereses políticos. Vivimos en el siglo 21, el hombre está por llegar al planeta Marte, y en Monte Quemado el intendente niega el agua para el consumo humano  a los que en democracia piensan distinto.

No esperen que el pueblo recupere conciencia del engaño en el que han vivido 37 años.  Existe una relación de la política con los políticos los gobiernos y los dineros públicos,  donde no existen controles de los órganos superiores. Sin embargo, el problema no es esta relación, sino que se sospecha el lado oscuro de la administración: los recursos obtenidos de manera ilegal a través de múltiples vías. Desde la lógica del político que ostenta  dinero y sus efectos sobre la democracia: la pérdida general de confianza y la sensación de que no es la sociedad, sino una minoría privilegiada, que usufructúa en beneficio propio de lo que es de todos. Cuando en cualquier democracia del mundo donde se sospecha de corrupción, una investigación de los órganos naturales de control, culpa al responsable, libera al inocente y purifica la democracia.

El de la igualdad de oportunidades para todos los candidatos; y el de la pluralidad de ideas y alternativas para los electores. El efecto sobre los políticos también es grave cuando estos traicionan la confianza de sus votantes, convirtiéndose en “vividores de la política” y lamentablemente este mal ejemplo lo van encontrar en los 37 años de la falsa democracia de Monte Quemado.

Pero ¿qué es lo que está en el fondo de todo esto? El eterno problema de cómo controlar a los gobiernos, que con frecuencia considera que la misión superior de gobernar, la pervivencia de la democracia y la llamada «razón de Estado» están por encima de todo, y se olvidan que tienen que administrar la cosa pública privilegiando la igualdad de derechos y obligaciones.

En Monte Quemado, el gobierno municipal se olvidó del vecino ayer mismo mientras las familias con sus niños sedientos esperaban el agua  en los camiones la municipalidad llenaba las piletas de natación de la parentela del intendente, mientras hay familias sin agua en el barrio Campos el Vinalar.  Empero  en la política de Monte Quemado todo vale, inclusive el sufrimiento de los vecinos al extremo  de no disponer en el mismo pueblo un servicio existencial como es el agua.

No dudamos que por estas verdades, que están en los ojos y los oídos, y en  el sufrimiento de todo el pueblo de Monte Quemado, buscamos colocar en perspectiva los 37 años de la trágica democracia de los copeños, donde hay un intendente que a los que piensan distinto  y no lo acompañan en su reelección, les niega el agua  para el consumo humano.

Entonces nos preguntamos, ¿qué futuro se puede esperar en un pueblo donde se usa el agua para el consumo humano como herramienta de estorcion política?