Por Tony Villavicencio | El personalismo político que se instaló socialmente en Monte Quemado sobresale creyendo que nuestr  valor individual como personas depende del enfrentamiento político.

Consideran, que de esa forma el Carancho y el chimango, para  no tener otros que les disputen el poder, durante 37 años siempre persiguieron y espantaron a las palomas.

Es una verdad incómoda: que seguimos formando parte de una sociedad en la que se tiende a condenar el talento, la sabiduría y el éxito ajeno, y en 37 años no surgió o se ocuparon de eliminar el nacimiento  de otros dirigentes de la política, usando el privilegio sembraron  el fanatismo político. Aunque nadie hable de ello, en un plano más profundo está visto que ambos usaron los mismos métodos para  reinar.

Detrás de este tipo de conductas se esconde un virus tan escurridizo como letal, que no solo nos enferma, sino que paraliza el progreso y el desarrollo de la sociedad: El fanatismo político que no está  lejos de la envidia.  La Real Academia Española define que “el fanatismo es totalmente extremista, se manifiesta a través del frenesí con el cual una persona o varias defienden sus creencias, políticas, ideológicas y hasta idolatran. – Se creen dueños de la verdad y no aceptan cuestionamientos –. No son personas razonables. Se alteran fácilmente.

En el personalismo político, hay claros ejemplos de idolatría no llegamos al poder  lo que provoca tristeza o desdicha y hasta violencia en el patrimonio de todos (Plazas destruidas por vándalos opositores  y hasta el propio gobierno por celos deja de mantener las obras que el gobierno que pasó construyó). En Monte Quemado hasta ese extremo del nivel tiene valor el enfrentamiento entre las dos fracciones políticas y si no se convencen recorran la plaza San Martín.    

Bajo el embrujo del personalismo y el fanatismo somos capases de alegrarnos del fracaso del gobierno que nos desplazó y de una forma casi inevitable, hasta ayudamos para ver reflejadas nuestras propias frustraciones. Sin embargo, reconocer nuestro complejo es tan doloroso, que necesitamos canalizar nuestra insatisfacción para darnos cuenta desde la consecuencia que en este nuevo tiempo en el pueblo es necesario un cambio de hombres y conductas políticas que nos libere  del estéril enfrentamiento de bandos  por donde transitó la democracia en estas más de tres décadas.

Solo hace falta un poco de imaginación para no admitir que  durante 37 años el enfrentamiento del personalismo nos condenó como sociedad a perder y sufrir. Perdieron derechos, se devaluaron las instituciones públicas desde donde todos merecíamos recibir servicio sin ningún tipo de discriminación, y hoy una ciudad destruida y abandonada, cuantas madres humilladas en la necesidad volvieron con sus hijos afiebrados apretados al pecho, con la negativa de la ayuda, por la división de pensar políticamente distinto.  

El primer paso para superar el complejo del personalismo político consiste en comprender la futilidad de perturbarnos  por dejar de ser Castillista o Hazanistas. Si lo pensamos detenidamente, tememos que perder el miedo de ser víctimas de ese torpe fanatismo político que  durante 37 años no hizo creer en una democracia falsa, donde los únicos beneficiados  fueron los que administraron el poder político, poniendo en práctica los mismos métodos y los mismos resultados.

"Desde lo personal nuestro temor no es que seamos rechazados por la sociedad, mal inducida y equivocada por decir nuestra verdad , ni le tememos a los esbirros al servicio del poder político actual que a cambio de una monedas, por advertirle al pueblo nuestra verdad nos demonicen. Nuestro temor más profundo es que el conocimiento y la experiencia nos convierten en excesivamente poderosos y mandan a los pilla monedas a atacar nuestro diario y nos damos cuenta que es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, la que los atemoriza.

 La insistencia es la razón por la que en general el hombre común siente pánico atroz a hablar en público y a expresar lo que piensa. No en vano, por unos instantes nos convertimos en el centro de atención con 32 mil lectores al exponernos abiertamente, quedamos a merced de lo que la gente pueda pensar de nosotros, dejándonos en una posición de vulnerabilidad y la maldad pone de manifiesto el lado oscuro de nuestra condición humana y es ahí donde tu lucha en la boca de los sicarios del poder, encabezados por los pilla monedas, te transforman en inmoral, si hay historia de luchas a tu favor, la cuentan al revés.  

Por ello, el fanatismo  es un maestro que nos esconde  los dones y talentos innatos de las nuevas generaciones de dirigentes políticos. En vez de luchar contra lo externo, utilicémosla para reconstruir por dentro la ciudad. Y en el momento en que superemos colectivamente el complejo del fanatismo político, posibilitaremos que cada uno de los ciudadanos aporte de forma individual lo mejor de sí mismo a la democracia de Monte Quemado, eligiendo sin las ataduras  y en libertad a sus autoridades.

Ya lo dijimos, en artículos anteriores la democracia se nutre de la diversidad, en esta próxima contienda no podrán evitar la sumatoria de nuevos nombres, nuevas ideas y nuevo proyectos, solo hay que desprenderse del fanatismo, para elegir lo mejor que  ofrecerá la Democracia  a los ciudadanos de Monte Quemado.