Por Tony Villavicencio | En Monte Quemado y en el mundo, a lo largo de los años, se ha constatado que la democracia sin diversidad no puede subsistir. Cuando más ideales, proyectos y hombres participen en la política, el pueblo tiene mayores oportunidades de elegir.

No es un invento ni un descubrimiento nuevo, sino que a través de estudios realizados con la sociedad civil y las Naciones Unidas, se comprobó que abordar el tema de la diversidad ideológica, proyectos y de políticas en su sentido más amplio, sigue siendo uno de los desafíos más importantes de la agenda para el desarrollo humano y de las democracias.

Sin diversidad, no hay democracia y en las democracias disfrazadas los pueblos culturalmente se estacan, no se desarrollan ni progresan. La mala experiencia en Monte Quemado la estamos padeciendo.  

El término diversidad, se refiere a la diferencia o a la distinción entre personas, a la variedad, a la infinidad o a la abundancia de cosas diferentes, a la desemejanza, a la disparidad o a la multiplicidad. En Monte Quemado durante 37 años, desde la  política no existió la diversidad sembraron en la cultura y en la conciencia del pueblo que había que pertenecer al uno o al otro. Es decir en 37 años de Democracia lo que reino fue el personalismo político alimentado con un sesgo de moderado autoritarismo.

Yo no estoy a favor ni en contra de los que pasaron, ni de los que se vienen. Sino a favor del sistema democrático como una verdadera forma de vida de los pueblos, donde el concepto de diversidad es aplicable en muchos ámbitos y hace alusión a las diferencias que puede haber entre personas, animales, grupos, cosas, opiniones, elecciones, entre muchas otras. Dentro de los seres humanos existe la diversidad cultural, étnica, sexual, lingüística, ideológica, religiosa, entre otras, pero donde funcionan los plenos derechos de la democracia a nadie se excluye por pensar distinto.

Alguien dijo alguna vez que la historia es cíclica. El Papa Francisco publicó lo que se consideró como uno de los mejores informes sobre Desarrollo Humano mundial: La libertad cultural y política en el mundo diverso de hoy. El informe explicaba que la libertad cultural en el mundo diverso de hoy que representa uno de los desafíos centrales de nuestra época y que las decisiones políticas sobre el reconocimiento de las diversidades étnicas, religiosas, idiomáticas y éticas “constituyen una característica fundamental del panorama político del siglo XXI”.

En Monte Quemado no podemos continuar con un sistema diversificado en el personalismo de dos hombres si no es uno  es el otro, pero ambos utilizan el mismo método. Usan al Estado que es de todos para privilegiar a los que ayudaron a llegar al poder y discriminan y persiguen y hasta  castigan a los otros, cuando las democracias del mundo se alimentan de la igualdad de derechos.

La igualdad de derecho reconoce que cada persona es titular de derechos fundamentales y reconocidos por la ley; la igualdad sustantiva alude al ejercicio pleno de los derechos universales y a la capacidad de hacerlos efectivos en la vida cotidiana. La igualdad y la diversidad es la nueva siembra que tenemos que imponer en la democracia de Monte Quemado. Todos desde la diversidad tenemos la libertad de elegir y por no pensar políticamente igual nadie en el siglo XXI puede seguir viviendo en condiciones de exclusión y discriminación política.