Por Tony Villavicencio | En Monte Quemado, la pandemia del Covid-19, enriqueció a unos pocos y nos enfermó y empobreció a todos. Con un municipio que siempre estuvo al servicio de la familia gobernante, los parientes y amigos del poder.

Empero, desde que asumió la gestión Manuel “Pito” Castillo nadie sabe con certeza cuáles son los ingresos en concepto de coparticipación mensual ni la recaudación propia. Hay quienes aseguran que ni el propio intendente contaría con esta información, ya que habría delegado todo el poder a la secretaria de Gobierno, Silvia Mariela Castillo, quien es acompañada por los concejales del bloque oficialista. Cabe acotar que estos últimos, rechazan toda posibilidad de un informe. Ella, hija del intendente, administra lo que es del pueblo sin rendir cuentas, actúa como si la municipalidad sería un bien propio.

Vamos a comenzar con lo más reciente: La intensa lluvia, sumada la ausencia de limpieza en los desagües, provocó inundaciones que afectaron viviendas donde se registraron pérdidas importantes. Todo esto en el marco de una ciudad que en estos tres últimos años permanece devastada por la desidia y el  abandono, donde por falta de inversiones y cuidado, la destrucción de los espacios públicos alcanzó niveles vergonzosos.

Los vecinos aseguran que sobreviven como pueden. Calles destruidas, sin servicio de riego, con el viento arrastrando el polvo, enfermando las vías respiratorias de niños y ancianos, y cuando llueve las calles inundadas durante semanas, donde el croar de las ranas y de los sapos es una larga melodía que nos los deja dormir.

Los bolsines de la pandemia

Haciendo memoria, todo el desbarajuste se inicia con los bolsines de mercadería que no aparecieron durante la pandemia, las familias aisladas culpaban al gobierno provincial diciendo que no les habían enviado, pero pareciera que  a pocos meses de las elecciones, están volviendo aparecer, en lo que es el inicio de una campaña política que, subestimando al sufrido pueblo, están convencido que a fuerza de dadivas, bolsines y plata los van a volver elegir. 

Al respecto, dirigentes sociales aseguran que hay toneladas de mercaderías escondidas en quinchos y galpones de campos de la zona. Se trata de los alimentos que en su momento debieron haber entregado a las familias aisladas. Hoy, esos mismos bolsines, ya sin las condiciones bromatológicas, pasarían a tener fines electoralistas.

La pandemia y la escusa 

Está claro que los que  gobiernan utilizaron  la pandemia para justificar y tapar la real dirección y destino de los recursos públicos, que para nada  se transforman en la prestación de servicios y mantenimiento de la infraestructura, al extremo de que la ciudad durante veinte días permaneció sin aguas potable por falta de inversiones en la planta potabilizadora, pese a que la coparticipación (que se multiplicó) siempre llegó a la cuenta de la municipalidad, que según dicen estaría endeudada con la Provincia por anticipos que para nada se compadecen con las inversiones los servicios y las obras públicas, y todos con legítimo derecho se preguntan dónde fueron a parar los fondos que ingresaron a la cuenta municipal.

WhatsApp Image 2022-02-27 at 19.58.23.jpeg

Plaza y terrenos baldíos

La plaza San Martín, un espacio que antes fuera verde y coqueto, y que por falta de cuidado y mantenimiento, por ejemplo, la fuente luminaria se convirtió en el resumidero de chanchos. Calles con pavimento destruido, obras iniciadas y abandonadas. Recientemente, después de tres accidentes, los vecinos cansados de recurrir a la municipalidad por razones de extrema seguridad pidieron a una empresa privada la reparación del pavimento en la esquina de la céntrica avenida San Martín y Castelli, obra que permaneció  tres meses abandonada por la Municipalidad.

En pleno centro, terrenos baldíos convertidos en fachinales y refugio de alimañas, con ordenanzas archivadas que el gobierno municipal no las ejecuta por no incomodar a las familias pudientes dueños de esos espacios, y en casos de hasta más de una y dos hectáreas, mientras que los vecinos viven cercados por yuyos, conviviendo con víboras, arañas, ratas y en el mejor de los casos con los mosquitos portadores de dengue.

Destrucción del Parque Automotor

El parque automotor por falta de inversión, señalan los propios empleados municipales, ha sido convertido prácticamente en un depósito de chatarra.  Donde no hubo reposición mecánicas producidas por el desgaste propio del uso de los vehículos, ante la negación automáticas de invertirse en el recambio natural y corriente de piezas mecánicas, aseguran los mismos empleados del taller.

Todo lo dicho hasta aquí hay que multiplicarlo por diez, y nos estamos refiriendo a un  gobierno que demostró no tener ningún plan. En estos tres años improvisó y se esfuerza en no invertir en servicios y obras públicas en una ciudad que se encuentra en estado de abandono. Calles rotas, barrios en la oscuridad, espacios verdes invadidos por animales  sueltos. Tropillas de caballos, majadas de cabríos y lanares, burros y hasta chanchos pastando en la plazoleta del Bicentenario.

WhatsApp Image 2022-02-27 at 20.24.50.jpeg

No hay carta Orgánica

Y no podemos dejar de no referirnos a  la degradación institucional pocas veces vista,  a la que deliberadamente nos han llevado estos años de gobierno Municipal. Pero claro, en esta municipalidad de segunda categoría, no existe Carta Organiza. No existe el tribunal de cuentas, nadie controla, hay órdenes de pago sin ningún tipo de control. No existen licitaciones públicas. Se sabe hay proveedores y beneficiarios directos de la familia gobernante y el minúsculo grupo de privilegiados en negocios y negociados, y hasta se escuchan que hay algunos privilegiados que aportan a la caja negra de la política local.                                                                                                                        

Lo que está claro es de que el  Gobierno de la Provincia deposita la coparticipación además de un sinfín de aportes extraordinarios que en su momento lo vamos a dar a conocer, con lo cual no debiera haber niños copeños durmiendo bajo plásticos, sin un plato de comida en su mesa, sin posibilidad de aprender y capacitarse, de acceder al agua potable y luz donde se tendría que vivir en una ciudad inclusiva, limpia, con instituciones públicas al servicio de todos.

Hay quienes opinan que el  problema de Monte Quemado  no es la falta de recursos, sino la inmoralidad y la corrupción reinante. Desde importantes sectores aseguran que han llegado a la ciudad cabecera del departamento Copo, los tiempos de cambio, y yo mismo me preguntó ¿Será?.