Por Tony Villavicencio | El miedo al que los gobiernos autoritarios le infunden al pueblo, paraliza a los ciudadanos a los que hacen retraer y les impide reaccionar para superar sus causas.

Es el miedo que te inyectan para que el temor te paralice y no tengas valor de movilizarte por tus derechos o por el sufrimiento del otro, y así el colectivo social es manipulado y sometido mediante el temor.

A nivel colectivo, el poder fáctico que gobierna la sociedad de Monte Quemado utiliza el miedo para someter a los individuos y mantenerlos en un estado de bloqueo que limite su acción y sus criterios y en la historia de la humanidad, la utilización política y religiosa del miedo lo ejercen todos los gobiernos que niegan a sus gobernados el valor de las libertades y utilizan la opresión como herramienta de ordenar al conjunto social.  

Ese miedo colectivo mueve a la sociedad  actuar de manera condicionada o a aceptar situaciones impuestas por temor a rechazarlas ¿Quién inculca al pueblo su liberación, se convierte en  enemigo y víctima del poder político  gobernante,  que busca por todos los medios descalificarlo, y se esfuerza de sacarlo de circulación, mediante la seducción o la perpetuación de la desigualdad, la injusticia y hasta observas en tu vecino por el que muchas veces te la jugaste la falta de solidaridad ante el temor mezquino de que si se solidariza con vos,  las cosas en la municipalidad podrían empeorar para ellos.

Con tristeza debo reconocer que en Monte Quemado el miedo al poder político ha destruido o distanciado familias, amistades, vecinos. Hubo empleados, municipales que fueron vistos conversando con su vecino opositor al gobierno de turno y les significó, alevosa y deliberada, persecución política.  Los casos emblemáticos y que son de público conocimiento son el de la empleada que por la red social agradeció al ex intendente por haberle donado un desayuno al personal de tránsito o las maestras jardineras, que las degradaron y las mandaron a la cocina a lavar platos por haberle enviado un feliz cumpleaños al ex intendente y todo esto sumado a la proscripción de los servicios públicos para los vecinos que no se manifiesten a favor del gobierno.

El  intendente Manuel Osvaldo Castillo, puertas adentro del municipio instala el miedo, desarticulando al gremio opositor de ATE, niega al delegado gremial, no realiza los descuentos a los afiliados, al extremo de prohibir a los empleados afiliarse al gremio estatal mientras que por otro lado alimenta con privilegios a los dirigentes del gremio municipal, de la SUEM, a los que por simular muestra en el portal oficial de la municipalidad disfrazando una realidad laboral de obreros y empleados municipales  impregnado de miedo y sometimiento.

El miedo, en Monte Quemado, no solo es puertas adentro de la municipalidad, también la secretaria de gobierno Silvia Mariela Castillo, hija del intendente se encarga que trascienda además de poder ser real o imaginario, se sufre de manera individual o colectiva. Las reacciones descritas cuando son experimentadas en grupo se potencian, pero si la reacción es de bloqueo, puede dar lugar a una caterva de vecinos sometidos y atemorizados, como ocurrió con la reacción del bolichero, devenido ahora en gastronómico, que por miedo a ser víctima de injusticias por parte del poder político culpo al mensajero de su reclamo. En lo que fue la demostración más clara y contundente al temor como modelo social que en Monte Quemado disgrega, paraliza y subyuga.

El sometimiento y la cultura del miedo

Gobernar por métodos basados en el temor, la fuerza y la autoridad destruye la sinceridad y la confianza, y sólo se consigue una falsa sumisión Este procedimiento fue utilizado por las dictaduras militares en Latinoamérica durante el pasado reciente. Los especialistas en métodos de tortura llegaron a la conclusión de que sólo en estado de crisis mental provocado por temor el individuo entra en una situación de tal vulnerabilidad que lo hace perfectamente manipulable.

La historia está llena de ejemplos de sometimiento por el miedo con fines políticos, económicos o sociales. En muchas ocasiones el manejo es tan sutil que es difícil darse cuenta cuando se está produciendo. El temor, difundido por el poder gracias al control de los medios de comunicación, es un arma efectiva en beneficio propio del poder y en contra de su propio pueblo. Es habitual las campañas de estos medios en contra del que decide enfrentar las injusticias del poder político contribuyendo crear temor unido a una política comunicacional que mantenga en la desinformación y en la ignorancia a la población.  

En la actualidad el miedo es uno de los factores más utilizado para satisfacer los intereses económicos y políticos de la familia gobernante” Los ejemplos de este mecanismo de actuación, consecuencia de una estrategia funesta y cruel aplicada por el verdadero “eje del mal”, se suceden en un espacio donde la cultura frustrante del hacha, en el departamento Copo nos ha dejado un saldo social y cultural trágico.   

Todos padecemos esta situación, pero casi nadie dice o hace nada; a los pocos que actúan o alzan la voz denunciando la realidad del sometimiento se les elimina de una u otra manera. Estamos paralizados por este miedo que nos tiene enganchados y del que nos dan nuestra dosis diaria, para mantenernos en esa apatía temerosa que domina y mediatiza e idiotiza, consintiendo por miedo cuando vemos que unos pocos se quedan con lo que es de todos. 

La cultura del miedo es inherente al autoritarismo, es el arma intimidatoria que nos mantiene secuestrados en una realidad que nos supera y que nos devuelve a los tiempos del tanino y los obrajes. Todos contribuimos para que el escenario impuesto se perpetúe, la realidad que vivimos es reflejo de lo que somos –la mordida persiste porque entre los sometidos, nos mochamos.

¿Es posible cambiar? ¿Hay salidas? Sin duda tienen que existir posibilidades de despertar de este mal sueño; hay quien dice que las mejores vacunas son la razón y el pensamiento libre. Pero creo que para conseguirlo se ha de pasar, indefectiblemente, por el cambio a nivel personal. El campo de batalla está en uno mismo; En estos tiempos los vecinos de esta vendita ciudad de Monte Quemado debiéramos comenzar a sembrar un estado de derechos en nuestros hijos conciencia de Libertad, amor y solidaridad por el otro y de esa manera erradicaremos, de nuestra democracia al maldito autoritarismo que nos infunde miedo  de pensar, opinar y reclamar  nuestros derechos.