Hace 2000 mil años, más exactamente en el año 37 A d.C., Calígula fue nombrado emperador de Roma.

Era un desequilibrado mental que estaba enamorado de su hermana -con quien tenía sexo frecuentemente- y que nombró Cónsul  a  su caballo Incitatus -que, según decía, era su principal asesor-. Bueno, de un caballo a un perro de asesor, no es más que pura coincidencia.

Calígula recordaba constantemente que el pueblo debía  primero sufrir para valorar su inmensa grandeza, que los sacaría de los problemas. Otra casualidad, nada más que una coincidencia. Hay que sufrir para poder vivir bien.  

Algunos historiadores como Suetonio decían que Calígula padecía epilepsia; otros escritores  mencionan padecía trastorno bipolar o demencia. Filón de Alejandría y Séneca el Joven fueron más claros: Calígula era un demente irascible, caprichoso, derrochador, enfermo sexual, mataba por pura diversión, sus gastos desmesurados causaban hambruna, y convirtió su palacio en un burdel. No es más que una coincidencia para nada tiene que ver con el plan de hambruna del gobierno.

Calígula ni bien arrancó mandó a matar a su antiguo amigo y profesor, diciendo: «Ahí llega el maestro de quien ya no necesito lección alguna... ¿Cómo se atreve alguien a enseñarme a mí, que antes aun de ser engendrado fui modelado emperador, cómo se atreve un ignorante a enseñar a quién sabe?».

Calígula Vació el tesoro de su imperio y maltrataba constantemente a todo el mundo. Se comportó de forma despótica, despreció al Senado y descuidó sus responsabilidades como gestor. y  su historia concluyo cuando  pensaba en fugarse a Egipto, pero terminó asesinando  por su propia guardia pretoriana.

Esto es la historia del  emperador Calígula un tilingo desequilibrado  qué gobernó y empobreció, al  impero Romano. Si hay alguna coincidencia con la actual realidad argentina, no es más que pura casualidad.