Por Tony Villavicencio | Ayer, fue el día del periodista, dejamos transcurrir la  jornada como un día más, es que no hay en el periodismo de Monte Quemado y de la Provincia, nada que festejar.

Al contrario, los grandes medios se han convertido en los difusores de las acciones del Gobierno y en el  silenciador de los que sufren abusos, discriminación e injusticias.    

Si ejerces  bien tu trabajo de periodista no siempre es bien recibido por el empresario del medio para el que representas, y desde ahí la re manida frase, “si a todos conformo, es porque dejamos de hacer periodismo” y es eso lo que está sucediendo en nuestra provincia. Reina la pauta y el periodismo hace varios años que se fue de vacaciones.    

Empero también es cierto, que en Monte Quemado si el periodista incentiva para que un gobierno se preocupe para hacer las cosas mejor, es porque lo está mangueando al intendente; y si lo critica al gobierno de turno, es porque los opositores lo están incentivando. En muchas ciudades del país, la gente mueve más rápido la lengua que las neuronas.

Es por eso que ayer 7 de junio, propuse a mis colegas festejar nuestro día, recordando a centenares de periodistas los que por  ponerse la camiseta de los pueblos  e informar la verdad, son  amenazados, silenciados, encarcelados, exiliados o en el peor de los casos, asesinados por ejercer su labor.

Al respecto, según la ONG Reporteros Sin Fronteras, en 2022 han perdido la vida 57 periodistas y 155 han sido­­ encarcelados. En los distintos países del mundo.

Las cifras no son mucho mejores en la cultura  democrática Europea: en el último medio año tres reporteros de investigación han sido brutalmente asesinados, lo que ha generado alarma en la Unión Europea y en México, la lucha contra la mafias del narco tráfico.  En el consulado de Arabia Saudí en Turquía o de Daphne Coruña en Malta ponen de relieve una vez más que ser un periodista que incomoda  al poder puede suponer un gran riesgo, su vida y la de su familia.

La impunidad aumenta la violencia

 Como se suele decir, la primera víctima de la democracia es la verdad. ¿La segunda víctima es el periodista encargado de contarla? Y en la batalla la  corrupción por ocultar la verdad que lo acusa y lo desnuda  usa todo su poder para descargar su corrupta estructura  sobre la persona del periodista y su familia.

En efecto, los medios de comunicación, periodistas, reporteros y encargados de cubrir las noticias, asumen riesgos más graves que nunca para llevar las noticias veras “en vivo” y en “tiempo real” y desde el poder político,  empresarios pudientes, grupos criminales y mafiosos también tratan de que la noticia que los compromete no llegue al público y entonces, atacan al periodismo utilizando distintos métodos, desde los persuasivos, corrompen y en casos desesperados aplican los métodos más violentos comprometiendo, inclusive la vida del periodista.

El periodismo visibiliza acontecimientos noticiosos desde una perspectiva informativa y analítica o involucrando denuncias sobre problemas que afecta a la sociedad, lo que convierte a los periodistas en actores sociales influyentes que generan opinión pública y al oficio como tal, en una labor de alto riesgo donde gobiernan los poderes políticos autoritarios por lo que no  extraña los distintos hechos de intimidación lo sufrimos en carne propia, antes con el gobierno  autoritario que gobernó 50 años la provincia .

Los riesgos en el periodismo se han estudiado y se relaciona con las agresiones contra los periodistas por parte de actores con poder político, económico. Mafias organizadas y criminales. Como es el caso del narcotráfico.  Sin embargo, y aunque existe dicha literatura, persiste en el ámbito periodístico un vacío de conocimiento sobre los riesgos de seguridad que permitan explicarlo como una variable teórica ligada a la cultura profesional del periodista, de tal manera que tanto la perspectiva descriptiva, como la tradicional sobre comunicación de riesgo, son a menudo criticadas porque descuidan la dimensión del riesgo.

Cada año la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) revela en sus informes los múltiples riesgos de seguridad que enfrentan los periodistas en ejercicio de diversas partes del mundo, los cuales tienen que ver con situaciones de violencia o amenaza, y como tal se definen desde la posibilidad que tiene el periodista de sufrir cualquier tipo de agresión o daño ocasionado por determinado agente agresor. 

El Consejo de Derechos Humanos de la Organización para las Naciones Unidas (2012) clasifica los riesgos de seguridad en tres grandes grupos: intimidación, acoso y violencia.

No vayamos tan lejos cuando en Monte Quemado hemos sufrido  intimidaciones, empero lo que más asusta y duele en plena democracia es la impunidad. Recordemos en una oportunidad destruyeron los equipos de la radio F.M. Copo, nos tiraron una víbora yarará en el hogar, poniendo en riesgo la vida de la familia. Nos dispararon con arma de fuego, rompiendo la luneta del auto, mi vecino, hijo del poder, me quiso fabricar una causa con testigos falsos y hay que decirlo, por tener fiscales honestos y apegados a la ley, las denuncias no prosperaron.  

Empero eso no me libera de reconocerlo que el periodismo atraviesa, quizás, su peor momento a escala global, justo cuando la globalización del tráfico de mensajes parece más incuestionable. Por nefasta paradoja, la sociedad de la información podría lograrse a cambio de una sociedad sin periodismo, lo que significa sin conciencia de sus propias desgracias, de los factores que las causan y de las vías para superarlas.

En las sociedades elípticas y excluyentes, como es el caso de la ciudad de Monte Quemado, donde las dominante es la cultura del obraje, con patrones ricos y obreros pobres, y de escasa instrucción y hasta indigentes, se pone en falta la verdadera función del periodista en el análisis político que descubra las claves interpretativas de lo que está pasando en términos institucionales y socioeconómicos y políticos.

Eso es exactamente lo que significa la reivindicación de la crítica independiente, tan necesaria en Monte Quemado para la reflexión social y que por muchos años permanece ausente.

La moralina afectiva y frívola del sector social pudiente siempre excluyo  al periodismo comprometido  y cuando las evidencias de la verdad la desnuda  nos sustituyen por el subjetivismo intimista, de una división política, que para nada desde hace 40  años  de vida democrática  contribuyo, al desarrollo y progreso social y económico  de una sociedad fragmentada  y políticamente dividida.

Tenemos que reconocer desde el periodismo que nos volvimos a equivocar, porque lamentablemente el cambio de conductas políticas a Monte Quemado no llegó y sigue vigente el abuso, la discriminación política al que piensan distinto y como antes, la permanente negación de derechos laborales al empleado municipal. 

En el gobierno de Felipe Cisneros, desde que llegó al poder, tiene permanentes conflictos con los trabajadores del municipio y para nada se da comienzo a la solución de las necesidades urgentes que tienen y reclaman los vecinos.  La costosa estructura de gobierno, incluido sus concejales, se entretienen organizando partiditos de fútbol, buscando en imágenes mostrar el calor de un pueblo indiferente, frío y desesperanzado.