Por Tony Villavicencio | La gran mayoría de los vecinos de Monte Quemado ha sufrido la escasez de agua porque en nuestra ciudad el acceso equitativo no está garantizado, pero a veces es necesario hacer saber a los funcionarios cómo hace la gente para sobrevivir.

Con más de 10.000 los habitantes, en una ciudad considera de segunda categoría, la gente vive sin tener un servicio de agua potable domiciliario.  

El los barrios Vinalar, Aeropuerto, San Cayetano, Belgrano Norte,  Triangulo  y  ampliación de El  Porvenir, donde la gente almacena el agua en tachos, tarros, piletas, tanques, están demandando  la ampliación del servicio de la red domiciliaria.  

Claro, en el acceso al agua hay mucha gente que de manera cotidiana vive esta difícil situación y que además, en su mayoría son mujeres a quienes se les asigna la responsabilidad de buscar agua con tachos, baldes, bidones  y hasta con botellas. La historia que presentamos cuenta el día a día de las familias  y aunque parezca increíble, no son pocas las familias que muchas veces sufren extorción política, para que pudieran acceder al agua.   

Aquí, el acceso al agua está por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y nunca nadie se molestó  por resolver un problema básico, irremplazable y existencial, porque  sin agua nadie vive.

Hay que recordar que cada persona que precisa debería contar con un mínimo de 50 litros diarios de agua para cubrir sus necesidades básicas, incluyendo para beber, limpieza e higiene personal, preparación de alimentos y limpieza del hogar. Si siguiéramos la recomendación de la OMS, la cantidad de agua que actualmente llega por la red a los domicilios no satisface las necesidades mínimas de una familia tipo, y en los barrios fuera de la red, los camiones del agua en tiempos de la política llegaron al vecino  según se manifestara a favor del gobierno municipal de turno y  los que piensan distinto al poder “ni Agua”  

¿Por qué contamos las historias de agua?

La forma en la que se abasteció el agua siempre generó desigualdad. En muchas oportunidades, la gente hizo colas para rogar por agua en la municipalidad.

El sufrimiento  es parte de la rutina diaria y hay funcionarios que debieran entender  que el agua es esencial para la vida. De ella dependen el aseo, la recreación, la alimentación y la salud, y es la prioridad de una familia  de un servicio existencial.