El sistema sanitario argentino está atravesando una verdadera carrera contrarreloj. Y en todo el país el trabajo de los sanitaristas es la primera barrera del mortal enemigo de la especie humana, como lo es el coronavirus.

En Santiago del Estero yMonte Quemado el equipo de salud con los recursos humanos y de la tegnologia que cuenta se está preparando para enfrentar al virus que se expande a la velocidad de la luz. En ese escenario, las enfermeras, enfermeros y los agentes sanitarios cumplen un rol central: son el recurso humano, noble e imprescindible que trabaja en la primera línea de batalla para frenar la pandemia. Lo hacen con una enorme vocación de servicio que muchas veces funciona como escudo para disipar las sensaciones de incertidumbre y temor.

Hay que decirlo, en el pueblo siempre se cuestionó a la salud pública, empero nadie puede cuestionar que tenemos a los mejores sanitaristas que a veces sin los recursos se esfuerzan poniendo todo de sí para salvar vidas.

Empero, esta vez no vamos hablar en términos generales de la salud pública, de los médicos que en Monte Quemado siempre nos faltaron y que los pocos que tenemos siempre entregaron lo mejor al servicio de la salud, y a pesar de que muchas veces tuvieron que desempeñarse en un ámbito donde no cuentan con la ayuda de la tecnología, suficiente para salvar vidas.

Con el permiso de los médicos nos vamos a internar en el  interior del mundillo de la salud, donde el médico podrá ser el que prescribe, pero es el enfermero o el agente sanitario  acompaña al paciente. El que se carga al hombro el cuidado de los enfermos. El que durante las 24 horas pone el cuerpo para combatir la pandemia del coronavirus.

La enfermedad que produce el coronavirus resulta tan contagiosa que dejamos de saludarnos con beso y hasta tenemos que permanecer a por lo menos un metro unos de otros en la cola del supermercado.

Sin embargo, en este contexto de mantener la distancia más que nunca, a los enfermeros les toca la tarea de estar cerca de los pacientes para tomarles la temperatura, pasarles la medicación, revisarles la presión, o incluso asearlos. A pesar de todo eso, el personal de enfermería tiende a tener entre la opinión pública un reconocimiento social bastante pobre.

"El personal de enfermería es la mayor fuerza laboral en salud. Representan más del 50 por ciento del total, y sin embargo su escases compromete la meta global de lograr la salud para todos en 2030", advertía la Organización Mundial de la Salud el año pasado, y es que -más allá de la pandemia- el déficit de profesionales de enfermería implica una permanente y enorme preocupación: sin enfermería, no hay cuidado.

"La enfermería es el arte de cuidar, pero el cuidado suele estar desvalorizado. Esta pandemia cuenta que tiene algo particular y es que los pacientes que se internan quedan solos, no se permite el ingreso de familiares. Y los que se mueren, se mueren solos. Los únicos que están ahí adentro con el enfermo  son ellos los enfermeros, los que, llegado el caso, les van a tomar la mano y alentar al enfermo.