La choza precaria se levanta como un insulto al sufrimiento. Allá está clavada, en los barrancos del río Saladodonde mueren heridos los montes del departamento Copo, no muy lejos de Toro Human y más cerca de Cruz Bajada, en ese lugar hay un hombre que subsiste enfrentando el hambre y la soledad.

Su nombre es Ángel Raúl Gómez, tiene poco menos de 60 años, pero el sufrimiento lo dejó sin fuerzas y de su existencia nada se sabe.

Es que para llegar al lugar donde sobrevive no hay caminos, el tiempo y el olvido dejaron crecer los yuyos, ocultando la presencia de la derruida choza y a su único morador, un hombre que subsiste como puede, en ese lugar donde se quedó solo, porque pareciera que hasta los perros que lo acompañaban se fueron, cansados de soportar el hambre.

Cuenta que sobrevive saliendo a Toro Human, donde realiza changuitas a cambio de mercadearía, y que la buena gente siempre le da algunos fideos, pero que está muy dura la mano, ya que no hay trabajo en estos últimos tiempos, por lo que lo aprieta el hambre.

Su alimento son los pájaros que caza con la gomera (honda), los pone al fuego y a veces sin sal. Es su único alimento. Cuando El Municipal Web llegó a la choza, sorprendió al dueño de casa, quien contó que hacía varios días que no tenía mercadería y la suerte con la honda le era esquiva, y desde que llegaron las máquinas de la empresa que construye el azud, los peces se habían retirado.

Don Ángel está enfermo, solo y no tiene pensión; sobrevive como puede, en lo más profundo del monte copeño, cansado de esperar que la ayuda llegue por el borrado camino que lo encierra y lo deja lejos de la mano del Estado.