Un análisis de ADN emerge amenazante hoy en Monte Quemado, Copo, e insinúa pulverizar un presunto pacto de silencio en una investigación por abuso sexual a una travesti oriunda de Buenos Aires, atribuida a un joven con antecedentes.

La denuncia fue presentada el 23 de mayo a las 11.32. Ante la policía, una travesti reveló que un automovilista, y tres amigos, la condujeron a una casa del Bº Belgrano.

Consecuencia de un golpe en la cabeza (¿alcohol u otros agentes desconocidos?) fue sometida sexualmente, pero recién despertó ante lo irreversible y consumado.

Rápido, la travesti identificó, acusó al conductor del coche y ahora enfrenta cargos por “abuso sexual con acceso carnal” y el fiscal Santiago Bridoux pareciese acelerar el proceso, en cuya última estación se perfilaría un requerimiento de prisión preventiva.

Testimoniales

A tal fin, la Fiscalía viene acopiando testimonios de todos los amigos de ambas partes y hasta de enfermeros del hospital de Monte Quemado, quienes habrían descubierto a la damnificada, semidormida, en las afueras de la ciudad. Sin embargo, la ciencia aportaría una posible prueba capaz de definir la batalla, para uno u otro bando. El 24 de mayo la travesti viajó a Chaco, ya que allí reside su madre. En un hospital, habría sido asistida y los profesionales realizaron diversos análisis y pusieron en práctica el protocolo por casos de abuso. Ahora, Bridoux y compañía esperarían ansiosos las conclusiones médicas, ya que abrirían un abanico de probabilidades. Si los hisopados desnudasen la existencia de un ADN ajeno en el organismo de la paciente, la Justicia santiagueña ahondaría en su identificación y bregaría por un entrecruzamiento con el ADN del detenido.

Sin embargo, en el universo Penal 2 + 2 no es 4. La defensa, a cargo de Ricardo Juárez Rabí, no esperaría de brazos cruzados que la ciencia nomine a su representado para el rol de abusador.

¿Impugnación?

Ante ese escenario teórico, el panorama sería una impugnación a la prueba, ya que tratándose de dos jurisdicciones diferentes, la defensa alegaría falta de control en la cadena de custodia, apostaron -al cierre- los expertos dentro de una usina de proyecciones.

Plan B, el más delicado y desesperado, sería que el detenido se recupere de la amnesia vigente; amplíe su declaración indagatoria; reconozca haber tenido sexo con la damnificada y provea su verdad, en procura de explicar (y convencer a un fiscal o juez/a) cómo la armonía voló por los aires y en 24 horas fue judicializado un acto privativo de dos. Hasta entonces, el individuo continúa privado de la libertad en la Seccional 22 y su tiempo para romper el silencio se reduce más.