El meteorito sustraído de Campo del Cielo y recuperado por la Armada de Uruguay cuando dos personas intentaban llegar con esa pieza a la costa del vecino país vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de fortalecer todas las medidas relacionadas con la protección y la lucha contra el tráfico ilícito de estos bienes culturales.

¿Está en auge el hurto o robo de estos cuerpos celestes? Aunque no hay información precisa y sistematizada sobre este tipo de delitos cometidos en nuestra región, hay al menos tres elementos que hacen sospechar que, como cualquier negocio al margen de la ley que puede ofrecer jugosas ganancias, podría haber un aumento de estos ilícitos. En primer lugar, el uso masivo de la red Internet a escala global facilitó las operaciones de compra y venta de casi cualquier producto, incluidos -por supuesto- estos fragmentos de roca espacial. En ese sentido, basta poner el término "meteorito" en las plataformas de venta en línea para comprobar hasta dónde llega la oferta de estas piezas en la categoría de piedras preciosas. El segundo aspecto a tener en cuenta es que, si bien a nivel local existen leyes que consideran "bienes culturales" a estos cuerpos celestes y por lo tanto prohíbe su comercialización, la tarea de protegerlos no es sencilla debido a que es muy amplia la zona donde se pueden hallar fragmentos de estas rocas. Y en tercer lugar, una serie de sustracciones podría estar mostrando solo la punta del iceberg: en noviembre de 2021 efectivos de Gendarmería Nacional detuvieron en la frontera de Salta con Bolivia a un hombre que llevaba un meteorito de poco más de un kilogramo oculto en una lata; y en mayo de 2019 tres sujetos encapuchados ingresaron armados, en horas de la noche, al Museo de Campo del Cielo y luego de maniatar a la guardiaparque de la reserva natural robaron tres piezas, una de 18 kilos y dos de 24 kilos, que estaban exhibidas en una vitrina; mientras que en el año 2015 se registraron más de 200 intentos por sustraer piezas.

Debe tenerse en cuenta que en muchos países la comercialización de estas piezas no es delito, como sí lo es en la Argentina donde la ley prohíbe el tráfico y venta de meteoritos.

Sin ir más lejos, en Uruguay no existen normas que lo impida y es lo que, de alguna manera, hizo que los ladrones que fueron sorprendidos días atrás en la costa uruguaya a bordo de una pequeña embarcación en la que transportaban el meteorito de Campo del Cielo hayan elegido esa ruta para sacar la pieza celeste. Merece destacarse la labor de Prefectura Naval que alertó a su par del Puerto de Paysandú sobre la pequeña embarcación sospechosa que, se supo después, llevaba la valiosa pieza de contrabando por el río Uruguay.

Un repaso por el historial de robos de meteoritos en nuestra provincia nos remite al hecho ocurrido en 1990, más precisamente en enero, cuando el contrabandista norteamericano Robert Haag llegó a nuestra región e intentó llevarse el meteorito "El Chaco" de casi cuatro toneladas. Pero la maniobra se frustró gracias a un control policial en el límite con Santiago del Estero que evitó que el cuerpo celeste saliera del territorio provincial. En esa oportunidad el ladrón fue detenido. El intento de sustraer esta pieza celeste, que fue desenterrada en julio de 1980 y es considerada la segunda en el mundo (solo superada por el Hoba, que se encuentra en Namibia), fue probablemente el más audaz, pero no el único. Según la Asociación de Astronomía del Chaco, una entidad sin fines de lucro que trabaja para preservar este patrimonio, la venta ilegal de meteoritos hallados en la provincia del Chaco viene desde la década del 60.

Según la Unesco, el tráfico ilícito de bienes culturales tiene muchas causas, y la ignorancia y la falta de ética están en su raíz. "Los bienes culturales objeto de comercio ilícito suelen transferirse ya sea a través de los mercados ilícitos de todo el mundo o de mercados lícitos como las subastas, incluso a través de Internet", señala la agencia de la ONU, y remarca que los gobiernos, el mercado del arte y las instituciones pueden poner de su parte para luchar contra ello mediante la sensibilización, la información y la ética en la compra y venta de arte y objetos culturales, la promulgación y el respeto de leyes y la protección del patrimonio y los bienes culturales.