Una familia fue encontrada en la extrema indigencia, donde el aislamiento, el alcohol y el hambre sepultó las reglas de la moralidad y el pudor. Dos hermanos mayores habían convertido en sus parejas a sus dos hermanitas de 10 y 12 años, a las que desde los seis y siete años, respectivamente, las ultrajaban.

El caso, que se encarga de investigar la justicia de Monte Quemado, tiene como escenario un humilde ranchito, ubicado en cercanías de la localidad de Vinal Zuni, donde empalma la ruta 2 con la ruta 4 y la gente olvidada por los gobiernos aún sobrevive como en el siglo pasado, sufriendo los efectos desbastadores del aislamiento, excluidas de la mano del Estado.

Lo que se sabe es que los hermanos llevaban durante años a las dos niñas al monte y las sometían a sus más bajos instintos. En estos últimos tiempos las trataban como si fueran sus propias mujeres, no sólo en la servidumbre, sino en una suerte de esclavas sexuales.

La justicia acaba de rescatarlas del calvario, y uno de los muchachos responsables de estos hechos, ya se encuentra tras las rejas, en la Comisaría Seccional 22 de Monte Quemado, mientras que el otro se fugó y es intensamente buscado por la Policía de Santiago del Estero y de Chaco.

El caso se encuentra a cargo de los fiscales Santiago Bridoux y Gabriel Gómez, del juzgado de Monte Quemado. Según trascendió de la investigación, los abusos se iniciaron hace ya varios años, cuando las niñas tenían seis y siete años, y en estos últimos meses, la madre de las víctimas y victimarios, observó entre ellos un comportamiento extraño, despertando en ella sospechas, ya que las niñas se comportaban con todas las características de una convivencia en pareja, lo que iba más allá del trato entre hermanos y esto llamaba la atención también de los vecinos.

La progenitora comenzó a indagar lo que había entre los jóvenes y las niñas, hartas de soportar los abusos, por lo que decidieron confiar a su madre lo que venían soportando hacia más de seis años.

Para entonces, no hicieron más que confirmar las presunciones de la mujer, quien intuía que no era lógico que sus hijos cuidaran a las hermanitas como si fueran maridos celosos y protectores. Y salió a luz entonces lo que guardaron por años las niñas: “Nos pegan y nos llevan al monte para violarnos; de noche se pasan a nuestra cama”, relataron las pequeñas, presas de un sufrimiento extremo, y fue la propia madre rompió el silencio de su vergüenza y decidida a presentarse en la Policía, denunció a sus dos hijos.

La Fiscalía, ordeno los estudios de rigor, confirmando que las violaciones son de vieja data, disponiendo otros estudios de mayor complejidad, más testimonios de vecinos, suficientes pruebas que ameritaron el pedido de detención de los dos hermanos, quienes, en primera instancia, cuando la Policía los fue a buscar, se ausentaron del lugar, permaneciendo ambos prófugos.

El sábado, anoticiada la justicia del regreso de uno de ellos, envió a una comisión policial que procedió a su detención, en tanto, se volvió a cursar un pedido de captura a la justicia de la vecina provincia de Chaco, donde se sospecha se encontraría el otro hermano de las dos criaturas a las que les robaron su infancia.