“Mi papi me da besos en la colita y me hace cosas”, fue la revelación que realizó una niña de dos años a su madre. La mujer radicó la denuncia penal sobre el hecho, por lo que se iniciaron las averiguaciones.

El caso comenzó a ser instruido por el personal de la Comisaría Comunitaria Nº 32 de Nueva Esperanza y la Fiscalía de Abusos Sexuales de la Circunscripción Capital, a partir de la denuncia realizada por una joven madre de 20 años, residente en el barrio El Rosedal de la ciudad de Nueva Esperanza, departamento Pellegrini.
De acuerdo con lo manifestado por la denunciante a los uniformados, días atrás habría comenzado a percatarse de un cambio de conducta en su hija de dos años. La menor es fruto de una relación que la mujer mantuvo con un joven de 24 años, del barrio Tradición de la mencionada ciudad.
Entre juegos, la mujer le preguntó a su hija qué le pasaba. Por lo que la niña le respondió que “su padre le hacía cosas malas cuando ella no estaba”. De acuerdo con lo manifestado por la víctima a su progenitora, el sujeto habría manoseado sus partes íntimas y le daba besos en la boca, en las piernas y en la cola.
Tras conocer lo que estaba pasando, la joven radicó la denuncia y la menor fue examinada por el médico de guardia del nosocomio local. El galeno indicó que la niña presentaba irritación en la zona genital y que la vagina presentaba una lesión que una persona de su edad no debería tener.
Ante la situación, se notificó a la Fiscalía de turno, que dispuso que la menor y su madre sean trasladadas a Capital, para ser entrevistadas por los profesionales.
Mientras, los uniformados realizarán un informe socio-ambiental y relevamiento vecinal en el inmueble de la víctima.

Contextual

Los abusos sexuales de parte de un padre hacia sus hijos, se producen constantemente. Por lo que la madre juega un rol fundamental para detectar a tiempo las vejaciones y las situaciones de violación.
Es por ello que las madres deben mantener una comunicación fluida con los hijos y estar siempre atentas a sus cambios de conducta.
En el interior de la provincia, aproximadamente el 80 por ciento de los abusos sexuales se producen en el mismo seno familiar, donde el abusador somete a la víctima bajo amenazas y maltratos psicológicos.
Ante el indicio de un ataque sexual, la víctima debe recibir la atención médica y psicológica correspondiente para afrontar la situación vivida.

Fuente: Nuevo Diario