Alberto Fernández rastreará, contra reloj, un punto de equilibrio para que la cuarentena​ que arrancará el lunes y seguiría hasta el 21 de junio no refleje diferencias extremas entre la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano.

Hasta el anuncio, pautado para esta jueves, el Presidente pivoteará entre la flexibilización que empuja Horacio Rodríguez Larreta y el statu quo plantea Axel Kicillof.

Pero teme, en paralelo, un brote inmanejable: el miércoles hubo otro récord, 949 casos positivos, y volvió a puntear CABA como ocurrió, salvo el martes, durante todo mayo. El fin de semana, desde Olivos, un funcionario le dijo a Clarín una frase pavorosa: "Argentina no está exenta de las fosas comunes".

A pesar de las maniobras de Fernández y las charlas entre Larreta y Kicillof, el claroscuro parece inevitable: el tramo de aislamiento que se extenderá hasta el 21 de junio tendrá distinta intensidad en la Ciudad y el Gran Buenos Aires.

El Conurbano seguirá igual pero en CABA se sumarán comercios barriales y salidas recreativas y deportivas.​

Durante el jueves, Fernández escuchará vía teleconferencia a los gobernadores que avanzan hacia la fase 4, la nueva normalidad.

"Estamos en postcuarentena", suele decir el presidente y detalla que en gran parte del país se está muy cerca de la nueva normalidad. 

Con ese libreto, Santiago Cafiero reunió el miércoles a la noche en el CCK a ministros y asesores VIP del Presidente para hablar de la post pandemia. Algo de diván político, menú criollo de empanadas y cuadro de situación Covid-19 con un plus: empezó a explorar un imaginario presupuesto 2021.

Salvo la crisis en Chaco, y algunos sacudones en Río Negro, la pandemia está concentrada en el AMBA. Para salir del modo sanitarista, Fernández empezó una gira por las provincias. Este viernes irá a La Pampa y Neuquén, viaje porque el que anticipó para el jueves el anuncio de la extensión de la cuarentena.

Será una foto tripartita Fernández-Lareta-Kicillof y el anuncio se pautó para las 20 horas, en el huso horario albertista que se caracteriza por el delay.

En la charla con los gobernadores por teleconferencia, el Presidente pedirá que las provincias que no registran casos ni circulación comunitaria empiecen a elaborar protocolos para el regreso a clases.

Larreta, con un panorama epidemiológico más complejo, impulsa una idea similar: apurar un diseño del retorno de la escuela, aunque no esté en la agenda inminente.

"Ahora es imposible el regreso a clases: no está en análisis", dijo a Clarín un funcionario porteño.

En el interior, Kicillof autorizará excepciones que incluirán las actividades deportivas. No lo permitirá para el Conurbano y, a priori, tampoco objetará que Larreta lo haga en la Ciudad.

En La Plata creen que esa medida, a diferencia de la apertura comercial que CABA pretende ampliar, no produce un aumento de la circulación.

Fernández -acompañado por Gustavo Béliz y Julio Vitobello- escuchó la posición de Larreta, que estuvo escoltado por su vice Diego Santilli, y sumó a la mesa a expertos en niñez para sumar argumentos a favor de su propuesta de aperturas.

Una de ellas es ampliar las salidas de los fines de semana y que se puedan hacer sin contemplar DNI ni límites. En Casa Rosada sostienen que esa apertura no generó inconveniente. 

En la ciudad, según un informe del Gobierno porteño, "hay alrededor de 760.000 niños, niñas y adolescentes" y para ellos proponen medidas de "oxigenación" por cómo los afecta la cuarentena.

El problema, para Kicillof, son aperturas comerciales en CABA que repercuten en el conurbano. Por eso, no está previsto abrir locales en vías comerciales, sino solo los barriales.

Por lo pronto, con los controles callejeros, la circulación se redujo casi 15 % en los últimos días.