Por Tony Villavicencio.- La ignorancia es atrevida, arrogante y soberbia. Opina como si entendiera y acusa como si supiera de lo que nunca se interesó por aprender.

Como no entiende, se deja seducir con facilidad por la ficción del embaucador y se alimenta del morbo, sin detenerse al análisis del mensaje.

Es que la soberbia no lo deja hacer uso de la capacidad de razonamiento y como no entiende que sus derechos y su libertad termina donde comienza la de los demás, porque nadie lo controla y es gratis. En las redes sociales escribe, acusa, escribe, descalifica, escribe, difama, escribe, insulta.

Le explican que no, pero no tiene capacidad de asimilación, y como no entiende, termina refugiándose y aplaudiendo el estruendoso ruido del tira bomba, que tampoco entiende, pero hace ruido.