Por Tony Villavicencio | Anoche escuché a los medios del grupo Clarín mentir sin pudor, por justificar al tribunal que rechazó el pedido de la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner el derecho de ampliar su declaración indagatoria, en el marco del juicio de Vialidad.

Una vez más, esa falsa negación por un medio masivo  no me dejó dudas que la oligarquía argentina, disfrazando la  justicia trata de eliminar, mediante una condena judicial, la prohibición política de ejercer cargos públicos a la  actual vice presidenta, quien de cara a las elecciones de 2023, en las encuestas es dueña del 66% de la intención de votos de los argentinos.    

Si retrocedemos en la historia reciente, fueron también los oligarcas los que a Juan Domingo Perón lo desterraron  y políticamente los proscribieron, y lejos de que esa expresión política desapareciera. El justicialismo se inmortalizó en la conciencia de la gran mayoría del pueblo argentino. Las historias, si bien es cierto no se repiten, pero si se parecen.

Ayer, el fiscal que antes las recusaciones admitió su amistad con la familia del ex presidente Mauricio Macri, pidió al tribunal una condena, de 12 años de prisión para Cristina Fernández de Kirchner y una prohibición de por de vida de ejercer cargos públicos.  

Empero es más  extraña la conducta del tribunal que niega la posibilidad a la acusada de ampliar su indagatoria, cuando el preso que está condenando tiene derecho ampliar su declaración ante la posibilidad de modificar su situación procesal. Eso está consentido por ley y también por los Derechos Humanos.

Sorprende la falta de vergüenza, los medios nacionales mienten sin pudor y niegan ese derecho a la vice presidenta, para de esa manera restar posibilidades de defensa a una persona que es ajusticiada.   

Es que la oligarquía es eso, una clase parasitaria. No subsiste sin mentir y lo hace desde el monopolio de los  medios, buscando en este caso justificar a un tribunal sospechado de una sentencia anticipada. Como lo hemos asegurado varias veces, la oligarquía prefiere un pueblo estupidizado y poco instruido.  

Precisamente el programa de Jorge Lanata es una muestra dramática de cómo los medios dominantes recurren a la mentira a sabiendas que lo están haciendo, sin ningún tipo de pudor y humildemente, salvando las diferencias, puedo señalar y recordarle al pueblo cada una de las mentiras del grupo Clarín y sus medios.

Por ejemplo, fue Lanata quien realizó un programa donde dejaba claramente la sospecha de que la expresidenta había realizado una escala en Seychelles, un paraíso fiscal, en uno de sus viajes al exterior con la finalidad de abrir una cuenta off-shore, pues bien esa cuenta nunca fue encontrada. Además, Lanata perdió todo interés en descubrir cuentas en el extranjero cuando casi todo el gabinete macrista, el presidente y su familia, han hecho de las cuentas offshore casi un vicio.

También en ese programa se acusó al vice presidente Amado Boudou de haber viajado al Uruguay con sospechosos bolsos, pero con la mala suerte que ese día estaba recibiendo al presidente del Brasil en el Congreso.

Estas dos mentiras se podrían sumar a muchas más efectuadas por el grupo Clarín, cuando por ejemplo, en tapa sacó la noticia de que Máximo Kirchner y Nilda Garre compartían una cuenta en el exterior en un banco que no existe ¡Qué vergüenza!.

Muchas de las mentiras de los grandes diarios están minuciosamente documentadas en el libro de Víctor Hugo Morales “Mentime que me gusta”, y llega a una conclusión irrefutable: “Es imprescindible un divorcio absoluto de la ética para creer en lo que dicen los medios del grupo Clarín.

El perdón corresponde ante el error, pero en las reiteraciones lo que se destaca no solo es la complicidad con la mentira. Los medios fueron poniendo distancia creciente entre la verdad y la gente. Y el ritmo fue acompañado por miles de personas que hicieron el recorrido a sabiendas. Una peregrinación a la infamia.

Todos están convencidos que hay dos infames al servicio de la oligarquía y la  Argentina está en peligro, intendentes de todo el país, gobernadores, y hasta el propio presidente se manifiestan descreídos en la justicia, y las injusticias por naturaleza generan odio y entonces la grieta de los argentinos se profundiza.

El odio del macrismo se enfrenta con el odio de las injusticias y, entonces, “DIOS SALVE A NUESTRA PATRIA”.