Por Tony Villavicencio | En estos tiempos difíciles de Monte Quemado es necesario que el gobierno de Felipe Cisneros, que asumirá el 30 de octubre promueva la participación ciudadana.

Y en la acción pública se la complemente de la mejor manera posible para salir del círculo vicioso de los 37 años de inútiles enfrentamientos políticos que debilitó a la democracia y dividió a la sociedad.

El 7 de  agosto, el copeño mayoritariamente votó por el cambio y está esperanzada que el nuevo intendente cumpla las promesas electorales de trabajar y construir una sociedad con crecimiento y equidad, y superar las diferencias de manera razonable en una sociedad  que tuvo tres décadas dividida, víctima del viejo adagio Chino del  “Divide y Reinarás”.

El enfrentamiento, que pareciera estar en el ADN de los copeños, explica en gran parte los fracasos de la comunidad y lo difícil que será para la gestión del nuevo intendente, quien deberá establecer reglas de juego claras y duraderas. Es necesario que  aproveche  el optimismo colectivo de su categórico triunfo electoral, y lo más importante será administrar sin partidismo ni amiguismo, tratando de sumar  el esfuerzo de todos para así integrar al tejido social de los sectores del pasado políticamente enfrentados.

 Un Municipio al borde de la quiebra

La municipalidad que recibirá el nuevo intendente, por efecto de una administración desprolija, según se sospecha, se encuentra con sus finanzas al borde de la quiebra. Hoy, envuelto en una crisis económica, laboral, moral y con una superpoblación de empleados con juicios y deudas, que obligará a las nuevas autoridades postergar decisiones y proyectos de largo aliento que sin duda impactarán en la calidad de vida de los vecinos.

Si el cambio es avanzar, no estaría mal se instrumente en las políticas del Estado municipal lo mejor de las propuestas e ideas de los distintos candidatos; como ejemplo Fernando Boggetti, desde su candidatura, proponía como prioridad la conectividad del campo con la ciudad, gestionado en la Provincia el reconocimiento histórico para el departamento Copo. Localidades sin caminos, sin agua, sin electrificación rural y con necesidades básicas que son propias del siglo pasado.

Sobran fundamentos para  argumentar y orientar el proyecto, y hay en la legislatura provincial la presencia de dos diputadas por el departamento Copo. La Señora Viviana Campos y Reyna Altamiranda, deberían levantar la voz e informar al cuerpo que el nuevo Santiago se quedó frenado en el puente de Santo Domingo, y que el departamento Copo está esperando la reivindicación de la Provincia.  

Si hoy mismo se hiciera un sondeo de opinión para conocer qué es lo que espera el ciudadano del interior del departamento Copo, se puede afirmar que los del campo necesitan caminos y agua; y que los de la ciudad, están esperando mayores oportunidades para enviar a sus hijos  a estudiar sin que sufran el desarraigo y que el municipio recupere su capacidad de prestar los servicios a los vecinos.

La esperanza del cambio

El pueblo de Monte Quemado votó lo nuevo, y lo hizo con la esperanza de hacer los cambios que son simples y posibles si se interpreta que desde el poder político es de donde tiene que practicarse el ejemplo de los valores de la democracia, y los ciudadanos tenemos que evitar la tendencia a complicar todo, a pelearnos por todo. Hay que dejar que el intendente del cambio gobierne sin ataduras. Empero que lo haga para todos.

Los resultados obtenidos los últimos 37 años fueron siempre crisis recurrentes que obligaba al ciudadano de a pie a vivir inmerso en una sociedad cortoplacista, si se mira con detenimiento el mundo y se pone la lupa en las sociedades que mejor funcionan. Es decir, aquellas que tienen un grado mínimo, o si se quiere aceptable, de conflictividad social, se puede observar que se trata de comunidades que no tienen bastante claras las reglas del juego. 

Si esto por naturaleza es así, tenemos entendido que el nuevo jefe comunal, una vez que asuma, tendría previsto promover  desde el espacio del poder político el diálogo entre los distintos sectores, e inclusive compartir el gobierno para terminar con la grieta de tres décadas que socialmente dividieron y enfrentaron políticamente a los copeños. Esperemos que el cambio no sea tan solo de hombre y de  conductas políticas, sino también  que el gobierno de la Provincia nos incluya en el crecimiento y desarrollo que lo vemos en los departamentos y ciudades vecinas.