El pueblo, el pueblo, ¿dónde está?. El pueblo está en la calle exigiendo dignidad, somos Monte Quemado de pie, somos el pueblo unido en la lucha, vamos pueblo, sin miedo, a lograrlo todo.

El pueblo unido jamás será vencido, volvimos a llamarnos pueblo, plaza San Martín, plaza de la dignidad reclamando salud hasta que la dignidad se haga costumbre. La dignidad y los derechos del pueblo no se vende, se defiende.

Por Tony Villavicencio | Carteles, cánticos y gritos que le han dado vida a las marchas durante cinco jornadas por calles y rutas de la ciudad cabecera del departamento Copo. Como se puede observar en estas breves frases y, de acuerdo con la expresión enérgica y fuerte de las calles, los conceptos de pueblo y dignidad se irán desde esta primera vez tatuando en la piel de los copeños.

Como muchos sabrán, los conceptos de pueblo y dignidad han sido responsables de que corra mucha tinta en este diario, fuimos acusados, devaluados, atentaron disparando con una arma de fuego nuestro vehículo, nos arrojaron al patio de la vivienda una víbora yarará, y todo se oculta detrás de un gobierno municipal que no ha entendido lo que debiera haber comprendido que el escudo de la mentira jamás se impone a la verdad y que es un fracaso  infundir miedo, donde hay ideales y convicciones.   

Ambos conceptos han sido robustecidos el poder político local vivió negando, nuestro mensaje, nuestra información, al extremo de gastar el dinero del pueblo para pagar y evitar que los medios radiales nos difundan. Pero no pudieron frenar que se genere en la población el debate de derechos y necesidades de los copeños. Las redes sociales fueron una herramienta importante, transformadoras silenciosas de las conductas colectivas.       

En este sentido, había que vencer la cultura del miedo y del sometimiento de un pueblo que por ser sumiso leal y obedientes, al poder político, aún sobrevive en una densa trama de necesidades básicas insatisfechas, sin la adecuada atención de la salud, sin caminos, y llevando agua a los barrios pobres con tachos tirado por un tractor y el intendente o la secretaria de gobierno eligiendo a quien van dar agua y a quien políticamente no le corresponde recibir ese servicio básico y existencial.

En este sentido, en el presente escrito, nos interesa sostener un mayúsculo gesto: el pueblo y la dignidad se consumó en los 4.000 copeños que salieron a la calle la tarde noche del domingo 21 de febrero y al ver la masiva concurrencia se escuchó decir, “al pueblo lo están educando como comunidad política, nos están enseñando lecciones vitales, que si logramos comprenderlas, pueden constituirse en aprendizajes y cambios fundamentales para centrales las nuevas generaciones”.  

Una primera enseñanza gira en torno a los intentos de comprender qué es el pueblo. Al respecto, se ha sostenido que el pueblo en Monte Quemado puede comprenderse como un conjunto de sujetos que viven las experiencias de la explotación, de la exclusión y de la dominación, por tanto, el pueblo deberíamos asociarlo con los que abrazan palos por monedas, por empleados municipales, con sueldos menores a 10.000 pesos, sin la provisión de la indumentaria y también los contractados quienes viven el robo cotidiano de su trabajo. Una vergüenza hay contratos de 3.000 pesos por mes hay diferentes dimensiones de vidas sufridas, y funcionarios de la familia gobernante que hoy hacen ostentación de inversiones, dinero y fortuna.

 Esta primera idea, ya está en la calle. Monte Quemado se suma a los pueblos libres, y va camino a recuperar todo lo que lo despojaron en treinta siete años de democracia.