Por Tony Villavicencio | El reclamo de los vecinos de la ciudad de Monte Quemado por alcanzar la cobertura de salud básica universal se oyó fuerte y su eco, a través de los diarios digitales y las redes sociales, llegó a todos los rincones del país.

Un asunto de vida o muerte

En salud, una atención de calidad es tan importante que su ausencia tiene repercusiones no solo sobre la eficiencia del sistema de salud o la percepción que los ciudadanos tienen de él, sino que, literalmente, puede costarles la vida, como ya ocurrió en Monte Quemado cuando la apendicitis se transformó en una peritonitis a 300 kilómetros de la sala de cirugía y hubo pacientes que murieron.  

Desde nuestra revisión de los informes internacionales de la salud Un nuevo reporte del Lancet Global Health Comission sobre los sistemas de salud de alta calidad revela que en los países de pequeños y medianos ingresos—que son la mayoría en América Latina y el Caribe—entre los que se encuentra Argentina, mueren más de 8 millones de personas por enfermedades que pudieran ser perfectamente tratables por los sistemas de salud.

De acuerdo de ese reporte las estadísticas de la Organización de la Salud, Mundial, el 60% de las muertes que podrían haberse tratado médicamente son consecuencia de una baja calidad de atención. Cabe reparar por un momento sobre las implicaciones: la mala calidad de la atención de salud es, actualmente, un mayor obstáculo para reducir la mortalidad que es  provocada por la falta de acceso a servicios de salud.

En otras palabras, aún si se logra asegurar el acceso a un determinado servicio de salud, especialmente en los sectores más vulnerables de la población, el progreso queda anulado si no tiene la capacidad de salvar vidas, y esto lo entendió el pueblo de Monte Quemado, que protesta pidiendo una mejor atención y pareciera que se encontró con un gobierno provincial y una ministra de Salud, sin reacción para resolver un problema que es esencial para salvar vidas. 

Naturalmente, la consecuencia del derroche y la ineficiencia del gasto en salud deteriora la confianza de los pacientes en los sistemas de salud. Según una nueva publicación del Banco Interamericano de Desarrollo, que analiza las experiencias de la atención primaria de salud en la región desde la perspectiva del paciente, el 75% de los argentinos considera que su sistema de salud debe ser reformado. Y no es únicamente en Monte Quemado un asunto de percepción, sino en todo el país

La baja calidad asistencial de la salud de los copeños puede resultar en condiciones de salud peores, agravamiento y persistencia de síntomas, pérdida de funcionalidad e inclusive en la gente nació el recelo de regresar al centro de atención y ocurre en Monte Quemado hay muchos vecinos que prefieren un curandero, que antes que asistir al hospital por falta de confianza. Donde no solo hay ausencia de servicios básicos de la salud, sino que también hay desorden y hasta síntomas de corrupción que contribuyen a empeorar la atención de la salud pública.

Es cierto, hay problemas de calidad de atención de la salud en todos los hospitales del interior de la provincia y también del país. Sin embargo, la intensidad del problema es variable; sigue siendo mucho peor en los pueblos de bajos y medianos ingresos y en el interior de Santiago del Estero están los grupos más vulnerables, como aquellos que viven en situación de pobreza o están marginados de los sistemas por distintas razones.

En Monte Quemado, las mujeres y los niños, ni el tratamiento o seguimiento clínico recomendado para visitas preventivas o curativas típicas se los puede realizar desde la salud pública. No existe en el Hospital del Norte Grande ninguna especialización ni siquiera de un médico ginecólogo, ni pediatra. No funciona la sala de cirugía, si hay un médico cirujano, no hay anestesista y la atención puede ser demasiado lenta en casos que requieren acción inmediata. Hay que trasladar la urgencia a más de 300 kilómetros para recién después de varias horas de viaje asistirla y ya hay varias vidas que se quedaron en el camino.

¿Cómo resolverlo?

No conocemos, pero si interpretamos que mejorar la calidad de la atención de salud no será fácil para el gobierno y suponemos demandará la acción de todos los actores del sistema.  Lo más importante, es ver si se puede curar de la sordera al gobierno provincial, que no escucha el lamento y la desesperación de un pueblo que salió a la calle y marcha por ahora pacíficamente peticionado por sus derechos.

Ojalá este reporte sirva como una guía útil, práctica y realista para los funcionarios tomadores de decisiones con voluntad de ofrecer la mejor atención posible a los ciudadanos, de lo contrario de persistir el silencio el final de esta patriada de los copeños reclamando sus derechos. Es de consecuencias imprevisibles.