La Provincia debería buscar otra estrategia a la cuarentena. Hay que habilitar el diálogo con los vecinos en cada ciudad, hay que ponerle al protocolo el sentido común, la razonabilidad, que es sensibilizar las medidas sin descuidar el fin último fin que es el de cuidar la salud de la población.

El Consejo Integral de la Emergencia provincial del  Covid-19 debería analizar que no se puede otorgar el poder absoluto al ejecutivo municipal, no solo porque por naturaleza surge el autoritarismo, sino porque donde no hay control se fomenta la corrupción y los excesos. En muchas ciudades no funcionan los concejos deliberantes y el comité de emergencia solo es una figurita que la absorben los jefes comunales.

En Monte Quemado han ocurrido casos insólitos. No se puede admitir que personas que regresan a su casa no se les permita ingresar y se las dejó abandonadas junto a las rutas. Hay que aplicar los protocolos con legitimidad, en forma razonable, con empatía, sensibilidad con un elevado criterio y humanidad. Los controles son necesarios e importantes y lo vemos en todos los países del mundo.

Desde el primer momento que se determinó mediante decreto nacional 297/2020, el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, el personal policial se mantiene firme en los controles preventivos desarrollados a lo largo y ancho de la provincia y la fuerza tiene caídos en el cumplimiento del deber.

El objetivo de los efectivos de la fuerza de seguridad debe ser siempre la de concientizar, prevenir y proteger a los santiagueños para que conserven su salud, y reprimir cuando realmente el orden y la seguridad esté en peligro. Con procedimientos realizados dentro de la ley y nada fuera de ella, y en la aplicación de las normativas del protocolo sanitario, el policía debe aplicar las medidas con criterio, razonabilidad y por encima de todo otro interés, debe ser justo, educado para con el ciudadano porque son las injusticias las que enfrentan a la sociedad con la policía.