Por Tony Villavicencio. En la encuesta, los intendentes de Quimilí, Omar Fantoni y de Nueva Esperanza, Hugo Guerrero tuvieron un reconocimiento a sus gestiones de gobierno.

Lectores de El Municipal Web los eligieron como los mejores del Norte Grande.

A diferencia de otros, el buen gobierno municipal planifica la estrategia del municipio del futuro, planteándose una visión integral del mismo. Un buen gobierno municipal no administra el hoy, sino hacia el futuro y es lo que quizás valora el ciudadano quimilense.

A pesar de las limitaciones presupuestarias, la buena gestión de un intendente logra impactos positivos en la vida de los ciudadanos y en el espacio gobernado cuando hay muestras de administrar lo que es de todos con equidad y con justicia, y es esta la principal característica del intendente Guerrero. 

Un buen gobierno cuando es honesto y eficiente planifica su futuro, no improvisa, propone, escucha y decide. Mira más allá de lo urgente, planteándose políticas a medio y largo plazo. Se plantea y trabaja seriamente para lograr el desarrollo sostenible y mejoras en la calidad de vida de la ciudadanía, no son las obras las que lo hacen mejor, sino el respecto a los derechos del empleado municipal, al vecino, al ciudadano. No se puede hablar de democracia si no respeta los derechos humanos.

Los municipios de Quimilí y Nueva Esperanza son exitosos porque tienen intendentes municipales dinámicos y líderes, rodeados de colaboradores efectivos. El principal factor que explica el buen desempeño de las instituciones es el factor de los recursos humanos. No podemos esperar éxito en la gestión de un intendente que tiene personal con mucha formación académica, lavando platos, como es el caso de la municipalidad de Monte Quemado.

Hoy son las municipalidades de Quimilí y de Nueva Esperanza. Hay muchos ejemplos que ilustran cómo los gobiernos municipales pueden funcionar adecuadamente y en todos verificamos que, normalmente, en una buena administración municipal hay un jefe comunal rodeado de un buen equipo de colaboradores. Dos cualidades adicionales al buen intendente, son el sentido de lo público y la capacidad negociadora para obtener recursos y apoyos a su gestión desde otros niveles superiores del Estado.