Por Tony Villavicencio. Santa Cruz es un pueblito de unos trescientos habitantes y está ubicado en el departamento Alberdi.

Es una localidad donde el silencio de los montes esconde el sufrimiento de los lugareños que sobreviven en ese lugar del interior profundo, donde todavía hay familias sin energía eléctrica, se alumbran con mecheros, no tienen servicio de la salud pública, no tienen caminos, mucho menos agua.

Aquí en este pueblito del interior profundo, donde con rigor se aplican las asimetrías del aislamiento, pasan cosas increíbles del que no sería ajeno el ex diputado y actual intendente de Campo Gallo, José Vittar.

 Los lugareños viven con resignación y miedo. Temor que los condenó por muchos años al sufrimiento, sin embargo hoy se animan y cuentan que “la sala de primeros auxilios lo construyó una empresa vinculada al, para ese entonces,  diputado provincial”. Es una obra que permanece abandonada sin aberturas, camino a convertirse en el dormidero de las cabras.

Explican que a la agente sanitaria afectada a la sala la habría trasladado por conflictos con lugareños, y desde ese momento quedó a cargo de una persona que trabaja ad honorem desde hace más de dos años, a la espera de que el intendente cumpla con la promesa de nombrarlo en el cargo.

La gente en este lugar sobrevive como puede, algunos crían ganado vacuno, otros cabríos y todos en menor escala. Hay familias que trabajan en el duro oficio del hacha en el marco de una economía de supervivencia, por lo que la Escuela N° 641, donde concurren aproximadamente 50 alumnos, no solo se encarga de educarlos, sino también de alimentarlos.

En el marco de esta realidad socio-económica, las madres cuentan que desde que comenzó el receso escolar por el coronavirus, hay situaciones que no están muy claras con respecto a la distribución de los kits alimentarios que envía el gobierno a los alumnos.

Se quejan de que la mercadería que entregan a cada niño es la mitad de los que los obligan firmar en las planillas. Señalan que esto no solo sucede en la escuela de Santa Cruz, sino que en numerosos establecimientos de la zona (Ver Faximil). Se preguntan por qué tienen firmar que reciben una x cantidad de alimentos cuando en la realidad no se cumple.

Pero esto no es todo. Cuentan que una maestra de la Escuela N° 641 les cobra $50 para entregarle al alumno la cartilla que envío el Consejo General de Educación, y aseguran que el que no tuvo el dinero se quedó sin el  instructivo.

WhatsApp Image 2020-07-27 at 02.14.21.jpg

WhatsApp Image 2020-07-27 at 02.14.48.jpg