Por Tony Villavicencio.- El próximo 5 de octubre se cumplen 87 años de la fundación de la ciudad de Monte Quemado y se conmemoran 38 años de vida institucional. Los festejos que ya se están preparando merecen algo más que homenajes y flores. Para ello el gobierno municipal, logró gestionar medio millón de pesos para invertirlos en la fiesta, que como ocurre será de unos pocos porque las libertades, derechos y privilegios en esta ciudad es para la familia gobernante y sus seguidores.

Empero no está demás, el aniversario podría darnos a todos los vecinos la oportunidad histórica para reflexionar sobre las causas que debilitan a las instituciones del pueblo.

La decadencia de nuestra democracia se cae en términos institucionales, pero sobre todo en términos culturales. Allí, está el germen del nocivo autoritarismo. Allí, el germen de nuestra larga convivencia con la ilegalidad, los privilegios, el abuso y un manso y resignado sometimiento.

Sólo con un diagnóstico histórico honesto y descarnado de nuestra democracia podremos mirar el futuro e intentar diseñar un nuevo modelo de ciudad, donde lo que es de todos vuelva a ser de todos y los que pierden no deben resignarse a ser las víctimas del poder de turno.   

Corruptos 

La historia nos muestra que, con peores gobiernos, las sociedades se atrevieron a enfrentar errores históricos y pudieron superarlas y escapar de procesos de decadencias institucionales.

La decadencia de la democracia de Monte Quemado tiene como signos: el autoritarismo cultural que nos lleva a ver al que piensa diferente, como enemigo. La dialéctica amigo/enemigo y la de absolución/condena están instaladas en el inconsciente colectivo y generan cegueras y ocultamientos, y claras dificultades a la hora de conciliar y de respetar al prójimo.

No hay paz social con culturas autoritarias como la que en estos momentos nos está gobernando. El que tiene o está del lado del poder tiene todos los privilegios y para los otros. NI JUSTICIA. Sino preguntémosle a Seferino Torres, y a otros que se quedaron con el derecho en el escrito de las ordenanzas que según a quien se las deja o se las hace cumplir. 

De esta forma aceptamos una liviana convivencia con la corrupción. “Ya pasó” es la tendencia de creer. Perdonar el abuso por vía del éxito y sostener que el poder borra la corrupción, es el segundo huevo de la serpiente. Debemos entender que el autoritarismo como la corrupción, más allá de ser vicios y no virtudes, sólo benefician a los ricos y a los poderosos, nunca a los pobres.

La corrupción es un delito del poder (político y económico) y ella necesita, para sobrevivir, del autoritarismo y la ilegalidad, y son muchas las ilegalidades que esta gestión de gobierno viene cumpliendo y este es el huevo de la serpiente, de la decadencia, pero debe saberse que los pueblos crecen en lo económico, en lo social y cultural cuando sus sociedades distribuyen equitativamente sus riquezas y esto sólo es posible cuando logran tener instituciones sólidas y confiables.

El poder municipal en Monte Quemado está devaluado cuando en nombre de los pobres otorga beneficios a los pudientes, como es el último caso que se lo mantenía en las sombras y gracias a un conflicto judicial salió a luz.

El presidente del Concejo Deliberante, logró que la municipalidad le adjudicara un terreno a su hija, en un loteo destinado para los sectores vulnerables, en lo que es hoy una trama del poder municipal que se enfrenta con los derechos de una humilde familia para beneficiar a la familia directa del edil.

Claro que no es este solo hecho, sino es el último que trascendió. Hay otros escándalos que sería largo y tedioso enumerarlos, de abuso y ocultamiento de hechos de corrupción, como es el caso de la directora de tránsito y los boletos adulterados del cobro de multas que nadie investigó.

Entender que la democracia más que un sistema de elección de gobernantes por gobernados es un sistema de justicia, de valores, de respeto al que piensa diferente y es sobre todo un estado de plena igualdad de derechos, donde ningún ciudadano puede estar por encima de la ley.   

Ése es el primer paso para respetar la ley, respetar al que piensa distinto y respetar sus derechos. Cuando desde los gobiernos municipales se logren estos tres objetivos, podremos salir de la decadencia institucional y ese debería ser el primer desafío del pueblo de Monte Quemado en este nuevo aniversario; lograr el pleno funcionamiento de las instituciones de la democracia y para lograrlo debemos desterrar de nuestras prácticas culturales la liviana convivencia que tenemos con el autoritarismo, la corrupción y los privilegios.