La ciudadanía le reclama a la dirigencia política tres máximas: honestidad, austeridad y eficiencia.

En ese sentido parece que Axel Kicillof, candidato a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, es el político que mejor encarna estas demandas sociales y todo hace sumar, a que se perfile como el hombre de la política moderna.

Fue ministro de economía de Cristina Fernández y no es propietario de empresa alguna, su capital a pesar del cargo que ocupó, es de un hombre de clase media y su único capital son sus estudios, que los reconocen brillantes, inclusive por los miembros del Fondo Monetario Internacional con quienes discutió de las políticas económicas.

El joven brillante economista vive con su familia, en una casa modesta de un barrio porteño. Tiene un currículum académico sobresaliente. No está involucrado en ningún caso de corrupción. Actualmente recorre la provincia de Buenos Aires, pueblo por pueblo en un renault Clio tres puertas, modelo dos mil.

Realiza sus actos políticos en lugares públicos, parques, plazas y otros espacios donde cualquier persona puede participar, escuchar y plantarles sus inquietudes, no discrimina a nadie y habla con todos y todas, trabajadoras, industriales, dirigentes agropecuarios, desocupados, profesionales. Tiene magnetismo y en sus giras parece una estrella de rock por la cantidad de gente que convoca.