Por Tony Villavicencio | Yo no soy contador ni economista pero se conoce, mediante las estadísticas, que desde hace siete años a esta parte, en Argentina se profundizó la crisis económica.

Cada vez más trabajadores activos y jubilados viven en situación de pobreza, y a pesar de tener empleo y un ingreso estable o relativamente estable, todos los meses los sueldos no les alcanza para sobrevivir.

El INDEC dio a conocer la Canasta Básica Total (CBT) de marzo que marca el umbral de pobreza para la Argentina y se ubicó en $ 191.228,05 de ingreso mensual para una familia de cuatro personas, y hay un importante sector de los trabajadores activos y jubilado de la mínima que perciben mensual $ 77.035.

Desde hace años, los salarios y las jubilaciones en Argentina son de hambre. Esto obedece a que los activos y pasivos, se han convertido en la principal variable de ajuste de todos los gobiernos de turno; a través de distintos mecanismos.

Es inadmisible que más del setenta por ciento de la clase trabajadora tenga ingresos que se ubican por debajo de la canasta básica total.  Esta situación, pone en evidencia que la mayoría de los trabajadores activos son pobres  y hay sectores de los jubilados que son  indigentes.  

La inflación licua los salarios.

¿El motivo? Varios, pero principalmente una fuerte subida de la inflación 2019 que no fue acompañada al mismo ritmo por los salarios. Para sumar más complicaciones, la pandemia agravó aún más las cosas. En 2020, dos   de cada tres personas con empleo con su magro sueldo no llegaba con su sueldo a comprar la mercadería necesaria para la alimentación de sus familias.

Entonces desde mi supina ignorancia a los economistas, y más aun a la clase política  hago   una serie de preguntas. ¿Para qué trabajamos? ¿Por qué decidimos dedicar tantas horas de nuestra vida a una actividad productiva si cada vez está más en juego nuestra propia supervivencia? ¿Cuál es la promesa que todavía nos hace el sistema capitalista a los trabajadores? El valor de estas preguntas  en mi limitado cuestionamiento me permite repensar y la sensación  es que en esta realidad económica ya  no alcanza trabajar para salir de la pobreza.

Todo esto se inició con el gobierno de Macri  y desde entonces  la situación  económica y social  en Argentina se derrumba. El Gobierno de Alberto Fernández heredo  el endeudamiento sin  inversión y  la pandemia agravó lo que ya venía sucediendo desde el anterior gobierno de Mauricio Macri y los argentinos no debemos olvidad que ningún Fiscal ni Juez de la Nación le pregunto dónde fueron a parar los fondos del préstamo que para nada contribuyo a mejorar la economía de los argentinos.

 El presidente Mauricio Macri, acompañado por una legión de corruptos, con la complicidad  de los  jueces de la suprema Corte de Justicia  dejó  a los argentinos  con la economía en un estado de Quiebra, endeudados  con más del  48,4% de pobreza.

  El gobierno de Alberto  Fernández  después de dos años de pandemia en un país asfixiado por el endeudamiento heredado y  con el FMI en principio extorsionando logro que la economía argentina no ingresara en De Fool , merito que hoy reconocen los más brillantes ecónomos del país, empero no fue suficiente para frenar  la ascendente inflación que desde entonces licua los salarios de los trabajadores activos y también de los jubilados.          

Hay un alto porcentaje de trabajadores que ganan por debajo de la escala para no ser pobres, en el último reporte del INDEC  ascendió en cinco puntos .Hoy es el  27,3%.los trabajadores que ganan por debajo del nivel de pobreza y la pregunta que hay que hacerse para dimensionar el problema,  ¿cuáles son los productos de la canasta familiar que la familia del trabajador   decide dejar de consumir  porque el sueldo no le alcanza a cubrir las necesidades de sus alimentación.

Desde la lectura de la realidad económica, y reconociendo  mis limitaciones. Utilizando el sentido común de simple razonamiento:   Hoy salir de la pobreza no es una decisión individual. La  decisión individual puede estar vinculada con la búsqueda de empleo o la generación de ingresos, pero si el mercado de trabajo no genera puestos de calidad, con buenos salarios y condiciones laborales, nada puede hacerse solo. A su vez, el mercado laboral es una responsabilidad compartida  del Estado, porque es quien gestiona las decisiones de política económica; de los empresarios, que imponen las condiciones laborales; y de los sindicatos, que deben defender los intereses de cada uno de los trabajadores Argentinos.

La vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner no justifica la situación de pobreza en la que se encuentran los trabajadores y jubilados, la escandalosa cantidad en trabajo informal que hay, la creciente flexibilización laboral de hecho en muchas actividades estatales y privadas y la vigencia de leyes de recortes jubilatorios. En medio de todo esto la  inflación crece y los sueldos de jubilados y el salario de los trabajadores activos permanecen estáticos por debajo de la línea de pobreza.

Desde mis limitados conocimientos de  economía, coincido con la vicepresidenta porque equiparar el sueldo de los jubilados y  nivelar  los salarios con el crecimiento de la inflación desde lo práctico no es solo un buen argumento económico para estimular el consumo y reactivar la actividad. Es también una política de respeto hacia los derechos humanos básicos de las personas que, aun haciendo su aporte al sistema productivo, por percibir magros sueldos no llegan a conseguir lo básico para sobrevivir.