La escuela debe dar a quienes estudian en sus aulas las herramientas para que puedan construir su propio futuro. Cuando eso no ocurre, se corre el riesgo de que las nuevas generaciones queden al margen de conocimientos que son fundamentales para la vida en una sociedad democrática.

Por eso preocupan los resultados de las últimas pruebas Aprender, en las que en  Santiago del Estero y Chaco, se obtuvo el desempeño más bajo comparado con las demás jurisdicciones educativas.

Según el informe elaborado por el Observatorio Argentinos por la Educación, con base en los resultados de la última edición de las pruebas Aprender que evaluó en Lengua y Matemáticas a alumnos de sexto grado de nivel primario en todo el país, el Chaco y Santiago del Estero está entre las jurisdicciones con menor porcentaje de estudiantes de primaria en los niveles de desempeño satisfactorio y avanzado en Lengua.

En este punto, solo 39,6% de los alumnos  alcanzó ese nivel, seguida de Catamarca (43,9%) y Santiago del Estero (45%), mientras que la ciudad de Buenos Aires (73,6%), Córdoba (66,3%) y Tierra del Fuego (63,7%) son las que obtuvieron los mejores resultados.

En las pruebas de Matemáticas, en tanto, solo 39,8% de los evaluados en Chaco y Sigo del Estero mostraron un buen desempeño, seguidos por los de Catamarca (39,9%) y La Rioja (43,3%). En el otro extremo de la tabla se ubican las jurisdicciones con mayor porcentaje de estudiantes con conocimientos en esta materia: fueron estudiantes de la ciudad de Buenos Aires (72,3%), seguidos por los de Córdoba (68,2%) y de La Pampa (60,5%).

El informe advierte que "los alumnos de estrato socioeconómico bajo tienen niveles de aprendizaje considerablemente menores que los de sus compañeros más favorecidos en todas las provincias". Dicho de otro modo, en las aulas también se sienten los efectos de la enorme desigualdad que hoy se vive en la Argentina.

 Si bien este tipo de evaluaciones periódicas son un fuerte llamado de atención para mejorar el sistema educativo, hay que decir que de poco servirán si no se comprende que los logros que se puedan obtener en el proceso escolar de enseñanza aprendizaje también dependen de la calidad de vida en los hogares. Es decir, las políticas públicas que se implementen para revertir esta situación deben ser integrales y deben abarcar a toda la comunidad con mejores servicios de salud, mejores viviendas, más infraestructura escolar y, sobre todo, oportunidades de trabajo digno para los padres de los alumnos.

La escuela es una institución que deja una fuerte impronta en la vida de niños, niñas y adolescentes que concurren a sus aulas. Por eso tiene en sus manos un enorme desafío: preparar a niños y jóvenes con competencias educativas acordes a las transformaciones del mundo actual. Debe, además, buscar nuevas estrategias que ayuden a revertir los pobres resultados obtenidos en la última edición de las pruebas Aprender. En rigor, toda la comunidad educativa debe comprometerse en la tarea de lograr que el ámbito escolar sea un ámbito de transformación y no de mera reproducción de las desigualdades sociales.

Es importante recordar, por otra parte, que el valor que tiene el aprendizaje de las matemáticas no radica únicamente en que las operaciones con números están presentes en la vida cotidiana de todas las personas, sino que además son conocimientos que favorecen el desarrollo del razonamiento y el pensamiento analítico.

Como ha ocurrido en otras oportunidades en las ediciones anteriores de estas evaluaciones, una vez más queda claro que en el actual sistema educativo el nivel socioeconómico de las familias a la que pertenecen los alumnos también inclina el fiel de la balanza a favor de los que más recursos poseen, dejando rezagados a los más pobres. Es necesario tener en cuenta todos estos factores que inciden en el proceso de enseñanza aprendizaje con el objetivo de impulsar medidas que permitan avanzar hacia una escuela de calidad, más inclusiva, que prepare a los alumnos para los desafíos que plantean las sociedades actuales. Como se podrá apreciar, el pobre desempeño de nuestros alumnos es un problema que trasciende el ámbito escolar y, por lo tanto, debe abordarse con políticas públicas más integrales.