Una encuesta de factores de riesgo realizada en todo el país reveló cambios de hábitos en la población que muestran que el consumo de cigarrillos se desplazó de varones a mujeres.

Además, de niveles socioeconómicos altos a bajos, por lo que se observa un crecimiento de la mortalidad femenina por cáncer de pulmón.

Según la Organización Mundial de la Salud en todo el mudo mueren más de 5 millones de personas por año a causa del tabaquismo que es, además, la principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte a nivel global. Entre las principales causas de muerte por consumo de tabaco figuran las enfermedades del corazón, distintos tipos de cáncer y enfermedades respiratorias.

En el caso de las mujeres a estas complicaciones se suman los trastornos del aparato reproductor. Al contrario de lo que se suele creer, no hay un nivel de consumo que pueda ser considerado seguro para la salud. Está comprobado que el consumo de tabaco comienza a dañar el organismo humano ni bien comienza el hábito fumar.

En ese sentido, los expertos advierten que fumar de uno a cuatro cigarrillos por día es igual de perjudicial para la salud que si se consume un atado completo por día. Un dato que llama la atención es que muchas personas incorporan el hábito de fumar desde edades tempranas, pese a que existen campañas que advierten que eso es dañino para la salud.

Además, como señala la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, cada vez que aumenta el número de fumadores, eso se traduce en un incremento del gasto en el sistema de salud y una merma de productividad que también impacta en la economía.

A nivel global la tendencia a considerar el tabaquismo como una enfermedad ha empujado a las grandes compañías del tabaco a diseñar nuevas formas de consumo, y así aparece en escena el cigarrillo electrónico, dispositivo sobre el cual no hay evidencia que dé cuenta de su inocuidad ni de su eficacia para abandonar el tabaco.

Se estima que en nuestro país el tabaquismo provoca cada año más de 44.000 fallecimientos, y muchas de las víctimas son jóvenes y mujeres. La Fundación Interamericana del Corazón, por su parte, advierte que la nicotina es una sustancia adictiva, y que los cigarrillos y algunos otros productos que contienen tabaco están diseñados con el fin de crear y mantener la dependencia.

Además, se sabe que también la exposición al humo de tabaco es causa de enfermedad y muerte en personas no fumadoras. En mayo del año 2003, durante la celebración de la 56ª Asamblea Mundial de la Salud, se aprobó el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, que fue ratificado por 181 países. El mismo se elaboró como respuesta a la preocupación que genera la propagación mundial de la epidemia del tabaquismo y las consecuencias que tiene para la salud pública.

Ayer se conmemoró el Día Mundial sin Tabaco, fecha instituida para reflexionar sobre el daño que provoca a la salud el hábito de fumar. Si se tiene en cuenta que nuestro país existe un número importante de jóvenes y mujeres que sufren de las patologías vinculadas al tabaquismo, es de esperar que se redoblen los esfuerzos para generar mayor conciencia en la población sobre la necesidad de abandonar el hábito de fumar.

No son pocas las personas fumadoras que esgrimen el derecho a la libre elección cada vez que se abordan las cuestiones relacionadas con el daño a la salud que provoca el consumo de tabaco. Pero lo que sucede es que el problema trasciende lo personal ya que el humo del cigarrillo es aspirado no sólo por el propio fumador sino también por las personas que están cerca suyo en el hogar, el trabajo y en un sinnúmero de espacios públicos.

Y hoy se sabe que el humo del tabaco tiene más de 4.000 sustancias tóxicas que son nocivas tanto para la salud del fumador como para la salud de los llamados fumadores pasivos, que son quienes aspiran involuntariamente el humo por encontrarse cerca del fumador.

La nicotina, que es la responsable de la adicción, y otras sustancias cancerígenas como el alquitrán, benzopireno, polonio, cadmio y níquel, son algunas de la que se propagan en el entorno del fumador contaminando el ambiente. Inhalar ese aire contaminado por el humo del cigarrillo es tan peligroso para el fumador como para los que se encuentran en el lugar.