Ayer se conoció la noticia de la muerte, en la ciudad de Rosario, de la mujer de 27 años que sobrevivió a una brutal balacera que tuvo lugar el 23 de abril pasado en esa ciudad santafesina, en lo que se sospecha que fue una emboscada y un ajuste de cuentas vinculado al tráfico de estupefacientes.

Con la muerte de la joven la lista de víctimas de asesinatos en las calles de Rosario asciende a 97 en lo que va de 2022, una cifra que supera las cifras de años anteriores.

Según se desprende de la investigación del ataque, el mismo habría estado a cargo de un grupo de sicarios que emboscaron el auto de alta gama que conducía Marcos Caminos, de 28 años, pareja de la mujer fallecida ayer. En el interior del vehículo también viajaba su hijo de un año (que iba en brazos de su madre) y otro pequeño de seis años, que en forma milagrosa sobrevivió a los 38 proyectiles que impactaron en el auto.

En rigor, éste es el segundo triple crimen que conmueve a la opinión pública de todo el país. El 29 de enero pasado un hombre de 33 años, su pareja de 39 y la hija de ambos, de solo un año, fueron atacados cuando salían de una fiesta de casamiento en la localidad santafesina de Ibarlucea. El hombre y su hija murieron en el acto tras recibir balazos disparados desde otro vehículo y la mujer fue hallada después carbonizada dentro de su vehículo en una zona rural.

Ambos hechos son un llamado de atención no solo para las autoridades de Santa Fe, sino para el conjunto de la sociedad argentina, que debe reflexionar sobre el peligro que enfrenta el país por el crecimiento de bandas criminales vinculadas al tráfico ilícito de drogas, además de los problemas de salud pública derivados del consumo de sustancias ilícitas, el lavado de dinero y la corrupción institucional.

Es necesario actuar con todo el rigor de la ley para detener a grupos delictivos que crecen a la sombra del tráfico de drogas, antes de que sea demasiado tarde. Los hechos mencionados más arriba ocurrieron en una de las ciudades con mayor población del país que está a una distancia de la capital chaqueña de unas ochos horas de viaje en auto.

Hace poco más de una semana en un operativo antidrogas realizado en un barrio de Resistencia se secuestraron casi diez kilos de cocaína, dinero y armas en el interior de un vehículo. El pasado 27 de abril la policía provincial detuvo a un hombre de 35 años que sería el dueño de la droga. Como se ha señalado ya en otras oportunidades en esta misma columna, los estudiosos del fenómeno narco observan que, por lo general, las organizaciones criminales empiezan como grupos reducidos que comercializan pequeñas cantidades de drogas. A medida que pasa el tiempo y logran ampliar su base de consumidores obtienen cada vez más recursos para fortalecer el negocio al margen de la ley e, incluso, para explorar otros mercados ilícitos, como los secuestros, las extorsiones y el robo a empresas. Es lo que se denomina progresiva diversificación criminal, que ocurre cuando bandas de menor envergadura comienzan a colaborar con los grupos más consolidados y, en forma paralela, cobran importantes sumas de dinero a comerciantes y empresarios a cambio de brindar una supuesta "protección" a los damnificados por la extorsión.

Cabe recordar que en septiembre del año pasado ocurrieron una serie de hechos violentos en Presidencia Roque Sáenz Peña que fueron vinculados a organizaciones de narcotraficantes. En ese momento se realizó un fuerte operativo con fuerzas de seguridad coordinado entre la Nación y la Provincia con el fin de desarticular estas bandas.

Si hay algo que está claro es que el flagelo del narcotráfico y el consumo de drogas trae aparejado una mayor violencia criminal y un índice más alto de muertes. Por eso se debe tomar el asunto con la seriedad que amerita este tipo de situaciones que ponen a prueba a toda la sociedad.