Por Tony Villavicencio | La política y los políticos están sometidos a fuertes críticas en todas las latitudes. En Argentina, en Santiago del Estero y particularmente en Monte Quemado,  sin que dejemos de observar las crecientes dificultades de organización política y social que tiene esta ciudad, en los últimos 37 años la democracia permaneció cautiva.

Hoy, nos encontramos frente a una transformación social, que impone desde su sistema de relaciones, uso de cambios profundos. Frente a todo esto, las acciones clásicas de la política de la modernidad, enfrentan a Monte Quemado con las viejas metodologías de dos hombres que lideraron  utilizando y llevando a la practica el viejo adagio Chino del Divide y reinaras, sin tener respuestas adecuadas a las nuevas demandas y formas de organización de las instituciones  de la democracia.
Los municipios de una ciudad como lo es Monte Quemado está demandando de  la ciencia, las artes, la economía, la sociedad, y  de todas las dimensiones sociales económicas y políticas. Aun las instituciones públicas discriminan, sin girar  en torno a  la unidad de derechos y garantías de los ciudadanos.  En democracia las instituciones públicas pertenecen a todos y no solo al sector político ganador de una elección.  Digamos que durante 37  años el que acompañaba al electo intendente, pasó a convertirse en vecino privilegiado y el que pierde, pierde todo, hasta sus derechos.  
 La Modernidad, a partir del concepto de Estado, las nuevas generaciones, exige la despersonalización del poder. Ya no solo hay para elegir al uno  o al otro.  La irrupción del conocimiento con el concepto de “verdad” y “libertad”, producen la ruptura con el poder dividido. Los cortes de aduladores ceden su lugar a la verdad crítica de nuevas generaciones  y las libertades y derechos son los nuevos dogmas que  están empujando  a la falsa  democracia  que durante  37 años  se personifico, en el poder de uno o del otro. Las consecuencias de  fracasos  propias de una sociedad no solo dividida, sino políticamente enfrentada está demandando el resurgimiento de  nuevos métodos y fórmulas de hacer política.
Los niveles de participación, derechos y garantías se fueron ampliando, así como los mecanismos de participación ciudadana. Los distintos colectivos sociales se fueron integrando, entendiendo que la medida de la participación de los propios interesados es un resguardo de sus intereses y los del conjunto. Ya no son tan solo dos  los que se disputan el poder en Monte Quemado. En estos últimos tiempos se observa un  desarrollo de los partidos políticos. El justicialismo  y el  Radicalismo  como  partido mayoritarios  ya presentan  nuevas opciones.
Sin dudas, en la actualidad esa nueva dinámica política encabezada por el empresario forestal Fernando  Boggetti  nace crece y avanza  construyendo  un espacio   distinto, modernizado, que surge  con nuevas ideas  y método humanitarios,  en el afán de militar y conquistar a fuerza de militancia, ejemplo y compromiso social desterrando de la política y de la democracia el miedo como herramienta de extorción  política.
La llegada de este sector de Boggetti hay que decirlo, sin proponerse, en Monte Quemado, está liberando a la política  de  un cautiverio de  37 años donde el enfrentamiento, no fueron  los ideales ni proyectos, sino de dos hombres que utilizaron los mismos métodos, para imponerse y liderar.  
Como vemos, lo que tuvimos en Monte Quemado fue sólo una democracia procedimental, y debemos  entender que la presencias de un nuevo espacio político, “Fernando Boggetti conducción”  no decimos es unas buena propuesta. Sino es un buen síntoma político para la Democracia que se presenta  como una alternativa que impulsa los procesos de cambios y transformación que demandan los nuevos tiempos para un  Monte Quemado que avanza con  más POLITICA, MÁS DEMOCRACIA.