Preservar la soberanía del territorio nacional, el sistema democrático como forma de vida y por ende el derecho de todas las personas que habitan la República Argentina es su misión y su destino.

Mañana, cada unidad de la fuerza realizará un acto interno. El acto central de la Región IV a la que pertenecen las agrupaciones de Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Jujuy, tendrá lugar el 30 de julio venidero.

En cada paso o límite internacional; en cada carretera que de norte a sur y de este a oeste se extienden como venas por miles de kilómetros dentro del territorio nacional y por la que transitan familias que buscan un merecido descanso vacacional o quienes lo hacen en el marco de sus actividades laborales; allá donde el invierno se hace sentir con crueldad en cada fibra del cuerpo. Donde el sol impiadoso de un insoportable verano hace que el aire se torne irrespirable. En aquellos lugares de la geografía argentina donde los pioneros, casi en una aventura incomprensible, decidieron instalarse para construir y afianzar con su esfuerzo, con su permanencia, la soberanía de nuestra Nación, recuerda El Tribuno de Salta.

En aquellas ciudades densamente pobladas donde el crimen organizado pretende hacerse invencible, donde el mínimo descuido o relajamiento puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. En aquellos sitios donde las escenas para enfrentar a la delincuencia, por la tensión y el estres superan la mejor escena cinematográfica. En aquellos países donde solo las misiones de paz garantizan y aseguran la vida de millones de personas.

Preservar la soberanía del territorio nacional, el sistema democrático como forma de vida y por ende el derecho de las personas que habitan la República Argentina es su misión, su destino. Ese destino que buscaron el día que siendo poco más que adolescentes decidieron enrolarse en las filas de esta fuerza federal, la de mayor presencia en el norte de nuestra querida Nación.

La celebración

Hoy  28 de julio, los gendarmes argentinos, sin dejar de lado la misión que diariamente los ocupa en los más alejados e inhóspitos lugares de la extensa geografía argentina; en la puna, en la selva y en la montaña, la mayoría de ellos lejos de sus seres queridos que cada día y cada noche le rezan a Dios pidiéndoles por su seguridad; ese gendarme que en cada tragedia debe dar contención pero que por su entereza pareciera nunca necesitarla; el mismo que imperturbable debe escuchar las quejas, el reclamo y porqué no, el agravio de algún automovilista que no entiende que los controles de cualquier tipo operan solo a su favor; recordando con nostalgia a sus compañeros que han ofrecido lo más preciado de un ser humano como es su vida para cumplir con su misión y su deber; esos Gendarmes Argentinos celebrarán con orgullo los 80 años de la institución a la que honran siendo y sintiéndose, fundamentalmente hombres y mujeres de bien.

El espíritu que motivó su creación

La Gendarmería Nacional Argentina fue creada por ley, el 28 de julio del año 1938, como una fuerza destinada a consolidar nuestros límites internacionales, garantizar la seguridad de la población asentada en el territorio nacional y en las regiones más alejadas de la geografía nacional, y reemplazar a los viejos regimientos de línea del Ejército Argentino en su función del resguardo fronterizo. Las particularidades del territorio donde la Gendarmería debía cumplir la misión determinaron que la fuerza naciera como un cuerpo con organización, disciplina y formación militar. Esa fue la génesis de su creación y el espíritu que los legisladores han impreso en el proyecto que luego fue promulgado como Ley Nº 12.367. Su personal fue sujeto a un régimen disciplinario con estructura y capacitación militar y formación jurídica lo cual le permite cumplir funciones policiales en tiempo de paz.

La G.N.A. depende del Ministerio de Seguridad de la Nación. En el norte argentino su foco de atención está alrededor de uno de los delitos más actuales, redituables y sangrientos como es el tráfico de sustancias prohibidas tipificado en la Ley Nº 23.737.

Es por ese motivo que no hay día en el que Gendarmería no secuestre estos cargamentos que pueden ir desde cientos de gramos que portan las denominadas “mulas” o “camellos”, o de cientos de kilogramos que representan millones de dólares que, o pueden herir de muerte a las organizaciones narcocriminales o fortalecerlas para seguir operando y extendiendo sus tentáculos hasta atrapar a los más diversos estamentos de la sociedad.

La lucha se traduce en el combate liso y llano que se presenta cuando los narcotraficantes intentan eludir un control. Es ese trabajo silencioso que se facilita con la tecnología -pero que requiere mucho más que ese factor- el que logra el desbaratamiento de grandes bandas y el secuestro de cargamentos que resultarían indetectables si no fuera por esa tarea diaria, permanente.