En todas las ciudades y ahora en Quimilí, destruyeron la plaza San Martín recientemente refaccionado en un inexplicable hecho de vandalismo.

La Municipalidad invierte para poder reparar en el espacio público. No podemos rendirnos frente a quienes aún no aprendieron a valorar y cuidar lo que es de todos. Tenemos que esforzarnos en evitar que estos hechos ocurran.

Pero este es un trabajo que no puede encararse de manera individual, ni se resuelve mágicamente con campañas de concientización. Todos podemos y debemos ser guardianes de lo que justamente es de todos, haciendo lo posible desde nuestro lugar, la ubicación de estos personajes, e incluso corrigiendo con generosidad y respeto a quienes encuentran dificultad en respetar lo que es de todos.

Si logramos cada día que haya una persona menos haciendo alguna de estas cosas, estamos en un buen camino. El cambio de hábitos es una aventura que debe hacerse entre todos. No es inmediato, lleva su tiempo, quizás varias generaciones.

Nos tenemos que valorar, y ese valor está en reconocer al otro como merecedor de nuestro respeto y compromiso, y ahí encontrar la motivación suficiente para realizar ese esfuerzo que requiere cuidar las cosas, para que el otro pueda disfrutarlas de la misma manera.

El ejemplo de cada uno de nosotros es lo más poderoso y necesario para lograr un cambio profundo y verdadero. Cuanto mayor sea el compromiso de cada uno hacia lo que es de todos, menor será el esfuerzo que deberemos hacer en volver a poner en valor los espacios y los elementos comunes.

Cuidar las cosas es cuidar a las personas que hacen uso de ellas, y sólo con ese compromiso hacia los demás el espacio público puede ser realmente un lugar de y para todos, por lo que es una pena que en Quimilí, una ciudad donde se apuesta a la educación como el motor del progreso y el desarrollo aun ocurran estos hechos de vandalismo.