El “clientelismo político” se encuentra justificado en la realidad social de la Argentina, y hay dirigentes que lo practican sin disimulos en la ciudad de Quimilí, departamento Moreno, no obstante, estar penado por la Ley Penal y Electoral.

El candidato de Bases Peronistas, René Eduardo Mustafá, ayer bajó de un camión en la sede partidaria ubicada en avenida Rivadavia a metros del Banco Santiago del Estero, más de dos mil bolsines de mercadería, los que estarían destinados a comprar la voluntad popular del electorado en las elecciones del próximo 12 de agosto.

Ya en el Imperio Romano, el cliente era aquella persona de los estratos populares que, a cambio de favores, asistencia o manutención, respondía políticamente a un noble o caudillo político. Desde esta perspectiva, el llamado “clientelismo político” ha existido a lo largo de la historia en diversas formas, pero no de una manera tan desvergonzada, como es el caso de Quimilí, donde se descargaron los camiones, a plena luz del día, y ante los ojos de todo un pueblo. Cuando el Código Penal en el articulo 356 y la Ley 30414/16 de Partidos lo prohíbe, castigando a los partidos y candidatos que mediante la práctica de dádivas, atenten contra el derecho de la libre elección de los electores.

En la Argentina del siglo XIX, los caudillos políticos nutrían sus filas de hombres provenientes de los sectores populares. Tanto conservadores, como radicales y peronistas, utilizaron formas políticas clientelistas de diverso tipo. El acceso al empleo público, facilitar trámites, otorgar favores y ayudas, han sido sistemas de creación de adhesiones y fidelidades políticas y es por eso que se han legislado leyes, que están vigentes y que el mustafismo con llamativa impunidad las violenta.

No podremos negar, sin embargo, que en los últimos tiempos se evidencia en nuestro país una agudización de estas formas humillantes de hacer ejercer la política en tiempos electorales, las que se hacen cada vez más notorias en los procesos eleccionarios, a pesar de que existen leyes que castigan severamente por esta forma de inducir al voto en lo que es un deliberado y artero clientelismo político.

El aumento de la pobreza y la indigencia, generado por la crisis del gobierno del presidente Macri sin duda va a incrementar las políticas clientelistas en los sectores populares y muy en especial en la provincia de Santiago del Estero, donde referentes políticos sin escrúpulos, como es el caso de la ciudad de Quimilí, donde el mustafismo, a dos semanas antes de las elecciones, ha comenzado a hacer entrega de los bolsines, en el desesperado intento de torcer voluntades, doblegar ciencias y conseguir el voto de unas elecciones que no se avisoran estén a su favor.