Los corsos de Quimili desde su inicio en el año 1.975, después de 45 ediciones enriquecido en la experiencia logro en estos últimos años su más elevado nivel, que lo transforman en una de las muestras culturales carnestolendas más genuinas y convocantes de la región,
fiesta que convoca y va camino a convertirse en atracción del turismo, que ya ha comenzado a marcar presencia
Hay otros nombres que aun están entre nosotros, como Bichilo Carrizo, Carlos Teodosio Belocevich, Los Hermanos Juárez del barrio San Martin, Los hermanos Pintos, del Colon, La Rosita Frías y sus hermanos, , pero también es justo recordar, el extinto Mario Brito, quien acompañado para la para entonces locutora de radio , Nancy Osan, formaran la comparsa del barrio Malvinas, o el fallecido Vaquita Reynoso, y otros que quisiéramos en este diario digital El Municipal web nombrar, porque son parte de la historia de los corsos de Quimili.
El Carnaval tiene alegría, , ritmo, color, gente que baila, porque el Quimilense lleva en la sangre al carnaval, y porque en los corsos, bailan los que tienen ganas, los que disfrutan , aquellos que no necesitan de una escuela de baile, sino que sienten en su venas, el calor de la fiesta del carnaval que en el espíritu del pueblo desde hace 45 años todos los febreros se transforma , en luz, calor, color, brillo y alegría.
Desde su primera edición en el año 1975 y por muchos años la festividad de los corsos se realizo sobre la avenida Rivadavia, en esos primeros años surgieron las comparsas que representaban a los barrios. Consistían en grupos de hombres y mujeres bailarines, todos vestidos en forma vistosa y colorida. De esta manera se le daba ritmo, color y alegría al carnaval y en la carrozas cada sector de la ciudad mostraba la creatividad de sus improvisados y soñadores artesanos
En esa década del 70 se podía ver la lucha por la liberación femenina en una sociedad patriarcal y machista que preferían esconder la exhibición de cuerpos y los mayores negaban a sus niñas usar y mostrar el cuerpo usando las diminutas prendas para danzar y muchas familias no las dejaban integrar las comparsas por ese nostálgico perjuicio.
Las ediciones del carnaval pasaron y también los prejuicios de la mujer y en los 90 llego los desfile con ropa diminuta y La elegancia, belleza y sensualidad era aún mayor con la utilización de adornos, por ejemplo collares, pulseras y tocador, éste último confeccionado con coloridas plumas y flores.
La liberación aludida significo que las mujeres podían participar en diversas actividades laborales y culturales, como el carnaval, donde se demandaba responsabilidad y muchas horas de entrenamiento para brindar un espectáculo lleno de belleza y brillantez. Las comparsas consolidaron y potenciaron a este festejo como uno de los eventos más esperados de la comunidad y de la región, y dentro de las obligaciones fue siempre el de estar obligadas las comparsas a presentar una delegación de niños.
Murgas y carrozas
El taxi loco fue otro aporte novedoso a la alegría carnavalesca, Quimilense, el recordado fallecido Paulo Suistak , Calin Rocha , con sus creaciones desde la mecánica presentaba estas risueñas novedades y en otras a una “destartalada ambulancia” con personas disfrazadas de medico chofer y enfermero ingresaba con la sirena al centro de la pista simulando una emergencia en un risueño sketch.
A lo largo de la historia del carnaval Quimilense siempre estuvo presente el talento y la dedicación de sus integrantes. Esto se manifestó en los constructores y conductores de carrozas, en los decoradores, en los vestuaristas, en los músicos y en los bailarines; ya sea hombres o mujeres, quienes dejaban de lado sus cotidianas actividades laborales y de la vida personal para trabajar desinteresadamente con un gran sentido de cooperativismo