La noticia de que una vecina de la ciudad de Campo Gallo, departamento Alberdi, habría estafado a un amigo y que con ese dinero compró una perra, se trataría de una operación que involucra a políticos.

Todo quedó determinado que fue una operación de prensa en una maniobra burda que tendría el fin escrachar a una comunicadora social, que reveló y dio a conocer la grave situación de abandono de un vecino, en un hecho que comprometería seriamente a la intendencia de Campo Gallo.

 Inducir a la justicia a una injusticia es un delito y es lo que debería investigar la fiscalía, en el marco de claras maniobras en lo que es la instrumentación de la denuncia de una causa de carácter civil y que está estrechamente relacionada al cobro de pesos, por un supuesto acuerdo incumplido.

 El pescado podrido que llegó a la redacción del prestigioso medio provincial, fue enviado por personal policial, de la seccional 18 y no por la fiscalía, con el agregado de que la supuesta autora, con el dinero robado, se habría comprado un perro Bulldog Francés. No existe en todo el norte santiagueño un animal de esa raza.

Una investigación de este medio nos permite informar que el denunciante no niega haber autorizado la extracción del préstamo, con el compromiso de que su amiga pagara mensualmente las cuotas y es lo que en la policía en principio intentó mediar, pero luego se utilizó el desencuentro de acreedor y deudor, y se fabricó la denuncia que llegó a la fiscalía con la que se indujo al engaño a la redacción del diario.

Podremos estar ante una deudora y no una estafadora y eso consta en actas labrada en la misma dependencia que, en primera instancia, intervino mediando en los oficios de la buena vecindad.