La batalla del Gobierno contra los sindicatos se frenó. Tras una una interminable serie de reuniones de último momento, el oficialismo y la oposición dialoguista consensuaron un nuevo texto de la “ley de Bases”.

En la misma se incorpora una “modernización laboral” acotada.

Si bien se contemplan muchas de las reformas que el Presidente impulsó en el capítulo frenado por la Justicia del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023, se quitaron los artículos resistidos por los sindicatos, entre ellos el de la llamada “cuota sindical”.

Esta definición se tomó en la antesala de la convocatoria al plenario de comisiones que hoy dictaminará las iniciativas de la administración libertaria. La reforma laboral puso un freno al avance de las negociaciones y el oficialismo propuso elevar una contrapropuesta sobre este tema para intentar salvar las diferencias. En definitiva, cedió para evitar una nueva postergación y lograr la media sanción del paquete de leyes entre el lunes y martes de la semana próxima.

A principios de abril, la cúpula de la CGT se reunió en la Casa Rosada con el ministro del Interior, Guillermo Francos; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; y el asesor presidencial, Santiago Caputo. En esa cumbre, la reforma laboral fue la columna vertebral de la conversación, y a la que la tríada sindical le dio el visto bueno siempre y cuando sea una “versión light”. Por eso, el último borrador de la “ley de Bases” que el Gobierno le remitió a los legisladores, donde se replicaba, con pocas modificaciones, el capítulo entero de reforma laboral, enfureció a los gremios.