Por Tony Villavicencio | Monte Quemado está indignado, pero más los empleados municipales, ya que desde la Secretaría de Gobierno partió un memorándum, impregnado de intencionalidad política, citando a trabajadores que padecen enfermedades con impedimentos físicos.

Ayer, a las 7 de la mañana, horario de ingreso de los empleados y obreros, una camioneta detuvo su marcha frente del edificio municipal donde, para sorpresa, vieron bajar con dificultad, ayudada por un familiar y apoyada en un rustico bastón, a una eficiente empleada municipal que sufrió un ACV, lo que la dejó con  comorbilidad que le impiden valerse por sí misma. 

La empleada, no obstante, con su disminuido estado físico había sido intimidada (a través de un memorándum de la Dirección de Personal, dependiente de la Secretaría de gobierno, a cargo Silvia Mariela Castillo) citada a trabajar bajo apercibimiento.   

Es el caso de Claudia Boggach, todos conocen, es cercana a la familia de unos de los candidatos que propone el cambio. Es una conocida y eficiente empleada administrativa del municipio, cuyas secuelas de la grave enfermedad (ACV) hoy no le permite valerse de sí mismo, empero a pesar de eso fue intimada a presentarse a trabajar por un Memorándum que si es legal, nadie duda los inconfesables fines políticos que se  esconde en dicha intimación.   

El apriete 

Cuando a la democracia de los pueblos le ingresa la maldad, hay que desterrarla porque deshumaniza a la política y no lo decimos nosotros, sino que esta diagnosticada desde hace siglos por filósofos, políticos, sociólogos y está escrito en cualquier manual básico de Ciencias Políticas.   

Si el hombre o la mujer que el pueblo elige o asume el poder político, desde el gobierno no se establece un código, un contrato de convivencia y obra impulsado por la maldad, ya que se convierte en lobo de su propia especie. Desde que asumió este gobierno estuvimos anticipando y anunciando los hechos de autoritarismo y abusos, cuyas principales víctimas siempre fueron los empleados municipales. 

El problema siempre, surge cuando la política excede la razón y se mete, de lleno, en el plano de lo irracional y el funcionario desde su impotencia usa el poder sin medir las consecuencias, segada por la maldad y olvida que en política no siempre lo legal es lo justo. 

Intimar y citar a trabajar mediante un memorándum a empleados municipales enfermos prácticamente minusválidos, sí es legal, no es justo. Todos se preguntan, ¿Se trataría de un apriete que lo hacen por maldad en un tiempo donde es necesario humanizar y transparentar la política?.