Por Tony Villavicencio | Las fricciones y tensiones de los empleados municipales  generan un clima de malestar laboral en el ámbito municipal.

Ayer, trascendió que el Consejo Directivo Provincial (SDP) y delegados de ATE Monte Quemado solicitaron al intendente una audiencia para tratar la no liquidación en recibos de sueldos  de los aumentos acordados.

La tensión y otras indefiniciones siembra en la personal municipal incertidumbre,  el aumento del 75% abonado habría sido liquidado en negro, según se observa en los recibos de sueldos correspondientes al mes pasado.

El delegado de Ate Monte Quemado, Víctor Higo Juárez, recordó que el 50% con los haberes mensuales efectivamente fueron percibidos en febrero del 2023. Los 75% correspondería percibirse ahora en el mes de marzo, y se completaría el total, que sería el 95%,  en abril del 2023.

Una gestión complicada

En la municipalidad de Monte Quemado hay dos ejes de manifestación que condicionan la fijación de nuevos mecanismos de funcionamiento. Hay una manifiesto morosidad del D.E., que se muestra de reflejos lentos  que además muestra funcionarios sin experiencia y que no advierten que es el empleado municipal el ejecutor de las políticas del gobierno.

Los sindicatos de trabajadores municipales, están con la guardia alta y el gobierno se esfuerza por generar la reacción de los gremios. Quita bonificaciones  que no en todos los casos son justas, cambia funciones, la culpa es de la herencia y hoy a más de cinco meses de gobierno no define los temas pendientes.

Asimismo, han comenzado a quedar en la superficie serias dificultades para el cumplimiento del presupuesto en ejercicio, para algunos ya detonado, debido a la brecha que existe entre ingresos y egresos. Ineludiblemente lleva a la configuración de una municipalidad inviable, en un contexto en el cual ya comienza a ser notable la falta de responsables. Siempre es la peor señal cuando las respuestas no aparecen.

No hay dudas de que el actual gobierno municipal llegó a la comuna con el más alto promedio de votos. Pero el cuadro de situación, y la enorme cantidad de intereses y promesas en juego de toda índole, puede tornarse hacia matices de escaso margen de gobernabilidad. Casi una paradoja, para una administración que alcanzó un resultado plebiscitario, y que aun refrendándolo deja un mar de dudas para el futuro inmediato de una ciudad desbastada.

Casi hasta podría adelantarse que la incertidumbre domina la escena, la complejidad de la administración de la ciudad, como también su realidad política introduce el paquete en una suerte de inercia, donde predomina, y vamos viendo si el gobierno se decide gobernar.   

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