Son más de 2.500 las familias que sobreviven en los montes del interior del departamento Copo. Sobreviven sin agua, sin caminos, aislados e inmovilizados por la pobreza.

Habitantes de viviendas precarias, chozas, que se levantan como un insulto al olvido de un Estado ausente.

La ruta provincial N°4 es la columna vertebral del departamento Copo, desde Vinal Zuni a Monte Quemado, su trazado no es nada más que un recuerdo del pasado. Cárcavas, medanales y cuando llueve se convierte en represas. Transitar por esta ruta para el viajero es una aventura que se rompe el vehículo, se enferman los riñones y agota la paciencia del viajero.

Las familias poseedoras de la tierra que ocupan desde hace varias generaciones, producen para el consumo propio, no hay posibilidad por este camino de salir con los cabritos, los lechones y en el mejor caso con algún vacuno para comercializarlos en la ciudad de Monte Quemado, cabecera del departamento. La gente cansada de esperar y sufrir se está yendo del campo, asentarse en las periferias de la ciudad a sobrevivir de planes sociales como si el éxodo estuviera impuesto por un plan maquiavélico del Estado provincial que se olvidó de ellos.  

No son pocas las madres, que, sin poder llegar por este camino al hospital de Monte Quemado, malograron el nacimiento de sus hijos. La gente en el mejor de los casos comparte el agua con los animales porque los camiones de la municipalidad no pueden recorrer hasta 80 km para llegar a los parajes del interior de Copo, y cuando se enferman las ambulancias quedan enterradas en el fango o el medanal.

Sin duda el nuevo Santiago al departamento Copo no llegó. La gente sobrevive aislada como puede, amenazada por los que ahora aparecen con títulos de propiedad, de miles de hectáreas de tierra, donde antes todos conocían que fueron fiscales y es el caso de Piruaj Bajo, donde un familiar directo de un ex ministro de justicia y actual diputado nacional vendió 35.000 hectáreas, cuando en realidad hay documentación que las tierras del departamento Copo habían sido arrendadas para el aprovechamiento del vuelo forestal, primero por el gobierno del proceso militar, Cesar Fermín Ochoa; después, Carlos Juárez; y  en su última etapa, Cesar Eusebio Iturre con la adjudicación a poseedores de hasta 50 hectáreas.

“Hay que decirlo y repetirlo en voz alta”, expresó un lugareño. "Al departamento Copo, el publicitado ‘Nuevo Santiago’ no llegó”. Pareciera que el progreso y desarrollo que muestra la provincia en estos últimos 15 años, quedó frenado en el angosto puente de una sola mano de Santo Domingo, y las familias campesinas de Copo sobreviven en medio de la nada con necesidades básicas propias del siglo pasado, arrinconadas y hasta amenazadas por los nuevos dueños de la tierras y como dijo don Atahualpa Yupanqui, “pareciera que por el departamento Copo Dios no pasó”.