Después del descubrimiento, el Comisario Gómez optó por no difundir el hallazgo, hasta la presencia en el lugar de personal forense, pero eso exigía la gestión personal del Comisario por lo que debería trasladarse al asiento de su comisaria.

Por esa razón y con el pretexto de tener tareas importantes que realizar esa tarde, regresó en el helicóptero prometiendo volver a primera hora del otro día. Antes de partir, mantuvo un breve dialogo con Alicia y su padre.  

  • Quiero que comprendan que la búsqueda entró en una etapa final y debemos tomar una decisión – les dijo – yo los invito a mantener una reunión mañana a mi regreso con el fin de analizar la conveniencia de dar o no por terminada la búsqueda – concluyó 
  • Estamos de acuerdo – contestó Alicia – comprendemos que debemos tomar una decisión al respecto. 

Se advertía cansancio en la voz de la joven, pero también había un acento de madurez y fortaleza para enfrentar las adversidades. 

Esto le dio cierta tranquilidad al Comisario pues sabía que la próxima jornada seria particularmente dura para ella.   

Cuando el Comisario se sentó finalmente en su escritorio se sintió como un comandante a cargo de su nave. Había muchas cosas por hacer, contactos que tomar y las haría de inmediato. Mediante el teléfono puso en conocimiento del Juez de turno de toda la situación pues esto había escapado de la esfera meramente policial para ingresar al campo de interés de la Justicia.  Solicitó y obtuvo la concurrencia de personal forense especializado para remover el contenido de las supuestas tumbas. Así concluyó la tarde hasta que satisfecho, dio por finalizadas sus tareas. Mañana sería una jornada critica e importante. Ahora debía asearse, afeitarse y, sobre todo, darse una prolongada ducha.  

Serían las 9 de la mañana de una jornada que prometía ser muy calurosa, cuando el helicóptero se posó sobre las vizcacheras próximas al campamento. Descendieron además del Comisario, dos personas vestidas completamente de blanco y se dirigieron directamente a los tunales. El agente Fernández que tenia instrucciones del Comisario había aislado las tumbas con un cordón azul. 

Mientras esto sucedía el Comisario reunió a todo el personal, incluyendo a Alicia y su padre informándoles del hallazgo de las supuestas tumbas la tarde anterior y de la presencia ahora de personal forense para practicar su remoción. Seguidamente se acercó a la joven y su padre. En silencio, sin decir nada, se limitó a darles un abrazo fraterno y solidario. Luego se alejó para unirse al grupo que con la ayuda de dos policías comenzaba la ingrata tarea. Uno de los forenses dirigiéndose a los espectadores, les recomendó guardar calma, ser prudentes y no sobrepasar el limite del cordón azul. También les dijo que se auxiliaran con un pañuelo para neutralizar los malos olores. 

Primero descubrieron el montículo más largo; el que tenia una cruz. Los restos hallados allí pertenecían, sin duda, al doctor Bravo mientras que, en el otro, encontraron al perro. El estado de los cadáveres indicaba a simple vista que habían permanecido en esa situación varios meses. 

Alberto Sach, permanecía desaparecido.