En Monte Quemado la sanidad animal siempre estuvo bailando en la cuerda floja y exponiendo la salubridad de la población. Población que días pasado presentó un contagio masivo por la ingesta de comidas que desembocaron en la clausura del viejo matadero municipal.

Es cierto que la semana que pasó, una vez más, lo habilitaron y tal vez sea lo más saludable cuando después de un mes de clausura, la carne que circuló y consumió el pueblo de Monte Quemado fue producto de faenas clandestinas, sin ningún control sanitario.
Un problema de vieja data
Esto de la clausura del matadero no es nuevo, se repite desde hace varios años, se emparcha como dice el Martin Fierro y se lo vuelve habilitar y la historia es la misma. Lo cierto y concreto es que el problema de la contaminación ambiental y sanidad del pueblo se profundiza más allá de las responsabilidades y culpas de los que siempre gobernaron.
Empero, no vamos a detenernos en si fue bien habilitado o no y hasta cuándo. Ayer nos referimos a la contaminación del medio ambiente y a la sanidad del pueblo y hoy vamos a informar con el asesoramiento de un médico veterinario las consecuencias de consumir carne producto de faenas clandestinas.
Consultamos al médico veterinario Dr. Ariel Moneto, un profesional especialista en ganadería, quien asiste al ganado de varias firmas importantes del país.
“Yo no conozco la realidad de Monte Quemado pero si puedo explicar lo básico, cuando clausuran el Matadero, el consumo de carne que no pasa por los controles significa innumerables riesgos para la salud porque, por un lado, se desconoce el estado sanitario de ese animal tanto vivo como ya muerto ni tampoco la procedencia del animal", señaló desde la ciudad de Córdoba. “Si es producto de una faena clandestina en casos de abigeato, al no haber denuncia hasta que esa carne llega a un mostrador, de un comercio habilitado, se desconoce el lugar en el que se realizó la faena, el material que se utilizó para dar muerte al animal, el vehículo utilizado para el traslado del producto, además de no tener conocimiento si la carne tuvo el descanso que necesita antes de ser apta para consumo", agregó.
“Quiero dejar bien claro el consumo de producto animal sin control bromatológico, implica que la población pueda ser receptora de parasitosis, infecciones producto de la contaminación cruzada, enfermedades digestivas, entre otras problemáticas más graves, como las zoonosis. Si no se cuenta con un control estricto a la hora de faenar, estamos contaminando toda la carne", remarcó el Médico Veterinario.

La victima el consumidor
En la adquisición de carne, el consumidor "es el que peca de inocente", porque no puede identificar si el costillar, la molida o el corte que le venden es de un animal que reúne las condiciones óptimas para consumo humano.
"El ciudadano debe saber que tiene el derecho de exigir al comerciante que le exhiba el sello o la certificación de que los cortes que adquiere provienen de un animal que tiene todos los controles bromatológicos, para así evitar complicaciones en su salud, algunas de las cuales pueden ser graves", reclamó el profesional veterinario.
Profundizó, “las consecuencias sobre la salud de la población pueden ser bastante complicadas, con la transmisión de enfermedades que pueden generar una simple indigestión o bien que pueden ser de mayor gravedad y terminan siendo crónicas, limitando la calidad de vida del ciudadano de por vida". Reiteró, “yo no conozco la realidad del matadero de Monte Quemado, pero en cualquier ciudad del mundo donde no se controle la sanidad animal, el consumo de esa carne es de alto riesgo para la población", finalizó.