En el Día del Maestro, una docente  del ámbito rural brindó su testimonio a El Municipal Web y nos cuentan en primera persona cómo vive su profesión.

Cabe recordar septiembre es el mes de la educación y es un mes dedicado a los educadores: el 8, día de la alfabetización; el 11, día del maestro; el 13, día del bibliotecario; el 17, día del profesor; el 19, día del preceptor; el 21, día del estudiante; y el 28, el día provincial del Maestro Rural.

En este marco,  El Municipal Web decidió revelar el testimonio de Ramona Mansilla, del ámbito rural, y brindarles con su participación un homenaje a todos los docentes rurales del  norte grande santiagueño

“Los maestros rurales interpretamos la mayor oportunidad para convertir las debilidades en fortalezas. Con una vocación única, los y las maestras logran afrontar largas listas de desafíos en distintos parajes rurales de la provincia de Santiago del Estero. Existen escuelas sin agua, escuelas ubicadas en zonas inhóspitas y sin acceso a internet, escuelas con alumnos que presentan realidades sociales complejas y la lista continúa”, señaló.

 “Trabajar como maestra rural implica vivir con los niños las 24 horas del día y significa dar mucho más de lo que uno da en un cargo en una ciudad. Si bien la función de la maestra es la misma que en el ámbito urbano, educar y transmitir conocimientos, en un contexto de campo, presenta una realidad diferente, porque el docente no  se limita a la función como maestra/o, además somos los tutores legales lo que implica estar atentos a otras cuestiones, sí están enfermos, sí están triste, sí están felices, sí tienen algún problema", agregó Ramona Mansilla, docente de la Escuela N° 1018  de la localidad de Urutaú, departamento Copo.

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Consultada por la deserción escolar intensificada con la pandemia, indicó: "no hubo deserción, los niños son del pueblito y de parajes cercanos. La escuela rural es mi vida, descubrí mi pasión por educar a través de los niños del campo, su ingenuidad, su espontaneidad, su naturaleza es diferente. Ejercer la docencia y sentirnos maestros rurales en Santiago del Estero una experiencia  enriquecedora”, agregó. 

“El rol del maestro rural excede a lo pedagógico, va mucho más allá, en el campo, las familias tienen necesidades de distinta índole, y muchas veces se encuentran en situación de vulnerabilidad, entonces el rol del docente deja de ser solamente el de atender un salón de clases para colaborar y ayudar en todos los aspectos a fin de que sus alumnos y las familias de los mismos puedan estar mejor", finalizó.