Desde niño soñaba con tener un campo propio, se perdía y varias veces, con tan solo 10 años, lo encontraban en un oasis del monte distante a 10 kilómetros de El Salvador, departamento Copo, donde vivía con sus padres y hermanos.

Hoy, con 36 años, Raúl Ricardo Mansilla es dueño de una de las posiciones más importantes de la zona por sus mejoras, con una superficie, bajo alambre, cuadros de pastoreo internos, viviendas, pozos surgentes, represas, caminos internos, donde cría ganado vacuno y caprino, despertando la admiración de los pobladores del lugar y por su esfuerzo en progresar permanentemente, sin reparar en las dificultades, es hoy el vecino destacado del interior para Nuevo Diario.

El escenario donde se desarrolló a lo largo de los años esta historia de vida se encuentra ubicado en el interior profundo del departamento Copo, en el campo denominado Los Tres Hermanos, distante a 10 kilómetros del paraje El Salvador, a 12 kilómetros de La Virtud, a 15 kilómetros del paraje Manuel Belgrano y a 40 kilómetros de San José del Boquerón, donde no es fácil llegar, porque no hay caminos y el principal problema para la cría del ganado menor y mayor es la falta de agua.

Los vecinos de esta parte aislada del departamento destacan por su emprendimiento a Raúl Ricardo Mansilla, quien vive en el paraje El Salvador con su pareja Eliana Pereyra y sus tres hijos: Nadia, Selem y Ulises.

Su madre Delia María Pérez, junto a sus hermanos Ramona, José, Darío, Elda, Ana, María Sonia, Nilda y Hortensia, dijo que el menor de todos Raúl Ricardo, en principio, como si fuera una travesura de niño solía escaparse de su casa y siempre lo encontraban en una isleta del monte, distante a 10 kilómetros de El Salvador, donde vivía la familia.

Su mamá, doña Delia
Doña Delia dijo: “En principio decíamos que era un juego de niño, pero fue creciendo y continuaba con la misma iniciativa, agarraba un machete, su bolsito y salía diciendo que se iba a su campo y yo a sufrir temiendo le podía pasar algo. Era muy niño, pasaron los años hasta que un buen día después de finalizar la escuela primaria, le pidió a su padre que le compre una lona porque se iría a instalar en el Lote 7, sin que yo supiera”. Segundo, su marido, le compró la lona y “el chango, después me entero, levantó una carpita en ese lugar. Habría tenido 15 o 16 años, en principio iba y pasaba el día, a la tarde regresaba llevando a pastar los animales que su padre eligió para él”.

“Mi viejo en vida repartió las vacas a cada uno de sus hijos y cuando él falleció el único que había quedado con él fue Raulito porque los otros apenas cumplían sus 18 años se iban a vivir y trabajar en el pueblo”, relató Ramona, la anteúltima de sus hermanas quien, siguiendo el hilo de la conversación de su madre, dijo: “La verdad, mi hermano ha nacido y se crió en medio del monte, desde niño aspiró a progresar, y ese campo que hoy lo muestra con alambrados, pozos cuadros, represas, hacienda es el premio a su trabajo, a su constancia, entrego prácticamente sus más de 30 años de vida a construir ese lugar y si los vecinos lo tienen como un ejemplo de trabajo”, recordó que hay que sacarse el sombrero para finalizar.

El vecino Héctor destacó: “Raulito se privó de ir a los bailes del pueblo, a las fiestas, se condenó por muchos años trabajar y cuidar y multiplicar sus vacas y el movimiento campesino de Santiago del Estero, con justa razón hoy lo muestra como un ejemplo al que todos los campesinos tienen que imitar”.

El vecino destacado

Raúl Ricardo Mansilla contó al Nuevo Diario que nació y vivió en El Salvador y que desde muy niño siempre quiso tener un campo y recordó que apenas cumplidos sus 15 años, por iniciativa de su padre (fallecido), se instaló en parte del lote 7, del departamento Copo, y que con el transcurrir de los años fue construyendo mejoras, represa, pozo surgente, vivienda, extendió alambrados de cinco hebras, haciendo cuadros internos divisorios para el pastoreo de la hacienda a la que cría desde que tiene conciencia. Y aclaró que todos los animales no son suyos, sino también cría a medias con sus hermanos y que se encuentra en trámite la prescripción adquisitiva del inmueble que ocupa, actualmente el campo con todas sus mejoras está ya en trámite de la prescripción.

Vecinos
Héctor Mansilla, del paraje La Morenita, vecino del lugar, expresó: “No hay nada que decir de mi vecino, creo que aún no tiene 40 años es un joven trabajador, ordenado, y aquí todos somos testigos de su obra, a lo largo de los años fue extendiendo metro a metro los alambrados de su campo, construyendo sus mejoras, realmente es justo por su juventud, y todo lo que pudo hacer en un emprendimiento”.

Fuente: Nuevo Diario