En Las Lomitas, departamento Copo, las cosas no hadan bien, la pobreza estructural arrincona a las veinte familias habitantes de los límites del parque Nacional Copo, sin agua ni para beber, sin atención de la salud, sobreviviendo como pueden.

En ese lugar hay hogares de cinco y hasta ocho niños y personas ancianas que sobreviven como pueden, hay dificultades para acceder a los alimentos, toman agua de las represas compartiendo con los animales y se pasan esperando el vital líquido que les prometen desde la comisión municipal de El Caburé, la que nunca llega.

En las Lomitas, las viviendas que ocupan las familias son verdaderas chozas construidas de paja, barro, suncho y techos de tierra. Allí grandes y chicos se acomodan como pueden, la pobreza los arrincona y hasta en algunos casos en una sola cama (sobre cueros de vacunos) duermen hasta cuatro o cinco chicos.

El consumo de agua de las represas sería la principal causa de las enfermedades en niños y adultos mayores,  que también se curan como pueden, porque ahí la única presencia del Estado es a través de la escuela, que por la pandemia hace largos meses está cerrada. No hay sala de primeros auxilios que los pudiera asistir en una emergencia en un lugar donde la población convive con las víboras, arañas y vinchucas.

Juan Villalba que se acercó y conoció el lugar se fue impresionado por el nivel de pobreza en el que vive las 20 familias de Las Lomita en el departamento Copo, por done es cierto, pareciera que por ese lugar Dios no pasó.