Por Tony Villavicencio. En la zona limítrofe de los departamentos Copo (Santiago del Estero) y Anta (Salta), el despojo de tierras y la indiferencia de la justicia en los conflictos han ganado espacio en los últimos años.

Situaciones que han desembocado en enfrentamientos que tuvieron como consecuencias, entre otras, la muerte de campesinos. Pese a esto, pocos abordaron el problema del acaparamiento y la concentración de las tierras desde una perspectiva social y humana.

Por estos días, la amenaza alterar la paz en la región limítrofe comprendida por Santiago, Salta y Chaco está latente.

El Tribuno, prestigioso medio del norte argentino, realizó (haciendo mención a publicaciones de El Municipal) un informe y alertó que volvió la beligerancia, y de no mediar la justicia volvería instalarse la violencia.

Cabe recordar que los conflictos por tierras se ubican desde el nacimiento del Canal de Dios en Cruz Bajada (Santiago), San Miguel (Salta) hasta la localidad de Lorena. Aproximadamente 50.000 hectáreas, propiedades y ocupaciones divididas son hoy el escenario del conflicto.

En los tribunales salteños de la región hubo verdaderas organizaciones legales al servicio del fraude procesal.  Hay un caso emblemático, el de la familia Argañaraz. Con un rancho, 10 vacas y un caballo, y con la ayuda de un estudio jurídico influyente en la justicia de González, aspiran a prescribir 5.000 hectáreas, invadiendo inclusive el territorio ocupado por su vecino desde tiempo inmemorial. Aparece la firma Lopresti, adjudicándose una superficie propia de un latifundio por encima de todos los derechos de los campesinos.

En el marco de esta realidad, las injusticias hacen el intento de justificar la andanada de violencia desatada a las distintas formas en las que se da el despojo que daña los derechos de quienes (como el caso de la familia de Andrés Palavecino) sufren la invasión y destrucción de sus mejoras y en oportunidades lo convierten en doble víctima de mecanismos y efectos de una alianza policía-justicia-capital.

No se puede ni se debe dejar a la familia de los campesinos en situación de indefensión, las injusticias generan asfixia y es necesario frenar la escalada de violencia en el conflicto por tierras, señala en su análisis el prestigioso diario El Tribuno.