Por Tony Villavicencio | A más de 40 días de la asunción de los nuevos intendentes en Quimilí, Pampa de los Guanacos y Nueva Esperanza, observamos un nuevo interés que consiste en la necesidad de mejorar la participación democrática.

Iniciativa necesaria para la consolidación de un auténtico municipalismo.

El interés por la modernización de la gestión municipal se basa en las nuevas responsabilidades que han adquirido los gobiernos, los cuales se enfrentan con problemas más complejos y deben recurrir y trazar reglas administrativas  o de administración estratégica desde el municipio para con sus empleados y vecinos.

La convivencia del empleado municipal y los funcionarios no consiste en un buen asado como reconocimiento en su día, sino el respecto a los derechos del trabajador municipal. Tenemos entendido que para ejercer  la conducción de la administración municipal, es necesario ejercer liderazgo acompañado  por la  estructura organizacional que permita la toma de decisiones de manera eficiente y concertada, y que implique la mayor satisfacción de las necesidades internas  y externas de la comunidad con el mejor uso de los recursos humanos y materiales.

Diego Ponti, jefe comunal de Quimilí

En Quimilí vemos que la estructura ejecutiva munipal del intendente Diego Ponti se caracteriza por tener una forma piramidal, muy jerarquizada y de alto grado de concentración del poder decisional, desde donde se propone los nuevos esquemas organizacionales que privilegian la descentralización y la eficacia de una ciudad que, en 40 días de un nuevo gobierno, ya presenta transformaciones.

Ponti demuestra liderazgo que le permite tener el acompañamiento de los empleados municipales, a la vez desarrolla formas de gestión alternativas a la administración  tradicional y burocrática, tomando elementos y aplicando en su gestión la prioridad de satisfacer lo más urgente de las necesidades del pueblo que gobierna. Sin dudas, la ciudad de Quimilí tiene un intendente ejecutivo de ideas y objetivos claros y con un gran futuro político.  

María Ferreira, intendenta de Pampa de los Guanacos

Si analizamos los 40 primeros días de la intendenta María Ferreira de Pampa de Los Guanacos, la principal sensación es la soledad de un municipio que lo recibió desmantelado, el que pese al gran esfuerzo de la nueva jefa comunal, esa comuna evidencia graves falencias  de medios y recursos para cumplir los servicios básicos a favor de la comunidad.

El inicio no fue fácil y está íntimamente ligado al futuro de su gestión. La  oposición de la ex familia gobernante, quienes desde una banca en la Legislatura Provincial y sus vinculaciones con el poder central, lejos de contribuir al bienestar del pueblo, sería la principal barrera. Todos opinan que  en cuatro años de gestión, la intendenta elegida por la voluntad mayoritaria del pueblo va tener que sortear  piedras en su camino.

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Nueva Esperanza, Arnaldo Beto Cazazola

Arnaldo “Beto Cazazola, intendente de experiencia, que dejó una banca en la Cámara de Diputados y vuelve a la municipalidad de Nueva Esperanza, en su primer 40 días de gestión trabajó con ayuda del gobierno de la provincia en la recuperación de servicios, beneficiando a los vecinos de la ciudad y el ordenamiento administrativo del municipio.

Cabe destacar que el  intendente Cazazola, en gestiones pasadas, se caracterizó por su transparencia y austeridad. En su última plataforma electoral presentó importantes proyectos para su ciudad, Empero, su visión política, se extiende a alcanzar mediante la gestión en el gobierno de la Provincia y la Nación, objetivos superiores relacionados a potenciar la región de una mejor infraestructura para propiciar la radicación de industrias en el aprovechamiento de la materia prima agrícola de la región. Un ambicioso proyecto que, de ejecutarse, podría ser piloto en el territorio provincial.

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