La harina subió cerca del 83% hace 15 días y las panaderías del norte grande santiagueño aseguran que atraviesan una "grave crisis", porque no pudieron trasladar todo el aumento a sus productos.

Algunos lo hicieron hace pocos días y otros arrancaron esta semana, mientras, llegaron a la conclusión de que el aumento del pan se incorporó tarde y sus ganancias siguen marcha atrás. Para los propietarios de las panaderías, el brusco incremento de la bolsa de harina (que fue del 83 por ciento, aproximadamente) los ubicó en la plataforma de la crisis y aseguran que el producto podría seguir escalando en valor. Por ahora, mínimo para la venta del principal consumo sea de 60 pesos en las ciudades de Monte Quemado, Quimilí, Campo Gallo y Nueva Esperanza.

“Generalmente en esta época del año se suele complicar un poco debido a la escasez del trigo, pero esta vez, con la disparada del dólar y la apertura de las exportaciones, los molinos pusieron todo en la misma balanza y por eso el aumento fue muy duro”, manifestó Calero, propietario de una panadería de Monte Quemado. Además, el trabajador comentó que “hace menos de un mes se realizó una compra y la bolsa de 50 kilos costó 600 pesos, mientras que en el siguiente, el encargue lo debí pagar a 1100. Si la cifra hubiera sido del 10 o 20 por ciento, como estamos acostumbrados, uno lo puede manejar, pero ante semejante aumento —teniendo en cuenta los tiempos que corren— se nos hace insostenible atravesar esto, advirtió.

Mediante un recorrido realizado por El Municipal Web por algunos comercios, se pudo determinar que el aumento que se ha incorporado en el pan apenas alcanzó el 50 por ciento del que tuvo la materia prima fundamental. En algunos lados saltó desde 45 pesos el kilo, a 60, y el de la harina sigue en ascenso, por lo que el precio del pan ya no tiene techo.

Sin embargo, los comerciantes aclararon que en lo que más se vieron comprometidos a modificar el costo para el público fue en el pan, por ser el que más cantidad de esa materia prima demanda en su producción. Mientras que, en el resto de los productos, que se ubican en el segundo escalón de ventas (como facturas, rasquetas y bizcochos) el adicional fue del 15 y 20 por ciento, dependiendo del tipo de harina que utiliza cada panadería.

A menos del valor mínimo es imposible sostenerse, teniendo en cuenta que hay que sumar otros gastos, como el aumento de las tarifas de gas y electricidad que también fue paralelo, el sueldo de los empleados y las cargas sociales, explicaron, y lamentaron tener que reducir el número de empleados para no tener que llegar a cerrar el local.

Los comerciantes aseguran que sus clientes no tomaron mal el aumento, ya que entienden la situación económica por la que está atravesando el país. “No hemos tenido ninguna queja, la gente entiende que en todos lados pasa lo mismo, y eso que todavía el precio del pan no alcanzó la cifra que realmente debería tener”, destacaron los panificadores de la ciudad de Quimilí.

En la oportunidad, también se informó que las panaderías que cumplen con la habilitación correspondiente están en una posición “delicada”, tratando de sostenerse y acomodarse a este nuevo golpe financiero. Es una lástima saber que nuestros colegas se están fundiendo, en este mes ya cerraron algunas panaderías debido a este problema”, y los  panaderos están pasando por una “grave crisis”.

Los fabricantes de pan en las ciudades cabeceras de los departamentos Copo, Mariano Moreno, Alberdi y Pellegrini. En las entrevistas realizadas por El Municipal Web, expresaron solidaridad con el consumidor final, diciendo que "tampoco podemos trasladar todo el aumento a los productos, estamos trabajando a perdida porque lamentablemente no estamos tendiendo ganancia  por nuestro trabajo, pero tampoco podemos abusar del  consumidor, porque las ventas están bajando a niveles alarmantes y el precio del pan pareciera, con la política económica de este gobierno nacional, que ya no tiene techo”.