En el discurso de presentación del proyecto de Presupuesto 2025 en el Congreso, el presidente Javier Milei anticipó un cambio de metodología en su elaboración, basado en un nuevo paradigma: pensar cuánto hay que ahorrar para definir cuánto se puede gastar, La premisa del Presidente es garantizar el déficit cero.

En ese marco, anticipó qué variables deberán cumplirse para bajar impuestos y señaló que la nueva metodología va a lograr tres objetivos que calificó como “inéditos”.

Por un lado, garantizará el equilibrio fiscal; por otro, obligará al Estado a hacerse cargo y absorber el costo de las perturbaciones en la economía, en relación con eventuales recesiones, y en caso de períodos de abundancia va a obligarle a devolver el exceso de recaudación a través de la baja de impuestos. La promesa que dio el Presidente es que este último objetivo se cumplirá “los años que vienen”.

“Bajo este nuevo esquema que estamos proponiendo, si los ingresos son mayores a los estimados, el gasto automático podría aumentar en igual medida, pero el gasto discrecional se mantendrá igual”, dijo. Y agregó que “si el crecimiento económico es sostenido, y en consecuencia el aumento de los ingresos es estructural, el Estado va a poder devolverle a la sociedad ese ahorro en reducción de impuestos, tal como nos hemos comprometido”.

Cómo es la nueva metodología en el Presupuesto 2025

De acuerdo con la explicación que dio el Presidente ante el Congreso, desde el Presupuesto 2025 se partirá de la premisa de que “el superávit primario tiene que equivaler o exceder obligatoriamente al monto de los intereses de deuda a pagar. De modo que, si el superávit primario es el resultado de netear los ingresos con los gastos corrientes y de capital, el gasto primario tendrá que ser igual o menor a los ingresos menos el superávit primario”.

Esto quiere decir, explicó, que “el nivel de gasto a erogar estará condicionado por el nivel de superávit primario a conseguir, que a su vez estará condicionado por el monto de la deuda a pagar”.

En cuanto a la categoría del gasto, preció que, por un lado, “el gasto corriente está compuesto de la suma del gasto automático, ilegalmente indexado por ley; y el gasto discrecional”, en tanto que “el gasto automático es el componente de gasto que está indexado a la inflación y otras variables”, pero “no está indexado, o sea que no importa la inflación que haya, sigue siendo el mismo”.

“Bajo este nuevo esquema que estamos proponiendo, si los ingresos son mayores a los estimados, el gasto automático podría aumentar en igual medida, pero el gasto discrecional se mantendrá congelado”, expresó.

Este esquema implicará que si el aumento en la recaudación es transitorio, el Estado podrá ahorrar, lo cual implicará la destrucción de pesos, y por ende la revalorización del peso o la cancelación de deuda. Y que si la economía no crece y los ingresos son menores a los estimados, caerá también el gasto automático y se reducirá el gasto discrecional en la misma proporción. Bajo esta propuesta, “será el sector público y no el privado el que absorberá los efectos de las perturbaciones que enfrente la economía”.

Según dijo Milei, la nueva metodología presupuestaria va a lograr “tres objetivos inéditos”:

  • “Va a garantizar el equilibrio fiscal, terminando con el castigo de la deuda y la emisión”.
  • “Va a obligar al Estado a hacerse cargo y absorber los efectos de las perturbaciones en la economía”.
  • “Para los períodos de abundancia, como serán los años que vienen, va a obligar a devolver el exceso de recaudación a la sociedad a través de la baja de impuestos”.
  • “Esto quiere decir que, de mantenerse esta metodología de acá en adelante; no solo podremos ir reduciendo impuestos, sino también el tamaño del Estado, que es la verdadera presión impositiva”, concluyó y agregó que “esta metodología blinda el resultado fiscal, sea cual fuera el escenario económico”.

Fuente: TN.com.ar