Para elaborar el apetecible queso copeño, el primer paso consiste en madrugar para ordeñar las vacas, como movimiento inicial. Logrado esto en un recipiente grande se debe poner la leche y el suero (líquido logrado al dejar reposar el “cuajo” por dos o tres meses en leche). Luego de dos horas, comienza a “cuajar”, una vez ya cuajada la leche (se solidifica una parte de ella) es lo que se utiliza para el queso.

A la cuajada se la va lavando con agua tibia, se le agrega sal a gusto; luego se lleva esto a un aro forrado con lienzo, presionando hasta completar su capacidad. Se tapa con un lienzo y se lo lleva a la prensa por 24 horas; luego se lo desmolda, se lo deja airear y ya está listo para consumirlo.

Observación: la leche que se utiliza para este queso es de vacas de la zona de Copo, que por la pastura con la que se alimentan la torna particular. A la preparación se le puede agregar ají del monte, así se consigue el queso picante.

El sabor del queso Copeño

En este caso el queso, al ser copeño, tiene particularidades que lo hacen único: de forma redonda, de aspecto y consistencia dura, pero de gran sabor, como si existiera en él una proyección de la persona que lo elabora y su contexto. La aridez del lugar y las temperaturas extremas se manifiestan en la dureza de su parte exterior, pero de gran nobleza en su interior.

El festival, la música y el queso

Monte Quemado es un lugar donde no llega mucho el turismo, pero al turista que se anima seguro que lo enamora. Hablar de esta ciudad es relacionarla con la fiesta de la Virgen del Carballo, el Festival Nacional del Queso Copeño y el Monumento al Hachero como sus principales atractivos.

festival nacional queso copeño

Único Festival de Invierno en Santiago del Estero –ya lleva concretadas más de 30 ediciones–organizado por la Municipalidad local con el auspicio del Gobierno de la Provincia y este año dolió no haberlo puesto en el escenario. Según se supo fue por la situación económica. Desfilaron los más destacados artistas locales provinciales y nacionales.             

Se realiza generalmente en la tercera semana del mes de julio, pleno período de vacaciones invernales, facilitando la llegada de contingentes y residentes en distintos puntos del país. Configura junto a la Marcha de los Bombos y el cumpleaños de la Madre de Ciudades en la Capital, más la Fiesta de las Sacha Guitarras en Villa Atamisqui, la centralidad de la propuesta santiagueña para atraer turismo invernal relacionado con el folclore.

Fue concebido como homenaje a los artesanos gastronómicos que elaboran los tradicionales quesos que dieron fama nacional a esta población. La festividad en torno a dicha expresión popular es una costumbre arraigada en el pueblo copeño, con dos veladas que se desarrollan en el gigantesco tinglado climatizado del Polideportivo Municipal, donde sobre el escenario desfilan lo artistas locales, provinciales y nacionales. Pero esto que fue un sueño cumplido del amigo Schavon se plasmó en realidad, y miles de personas desbordaron las instalaciones con  carteleras  de lujo de la que los nostalgiosos recuerdan la fabulosa actuación de Daniel Toro, Los Tucu Tucu, El Chango Nieto, Los Indios Tacunau, Los Altamirano, Carlos Torrez Vila y la danza con el Ballet Argentino más Norma Viola y Santiago Ayala “El Chúcaro”.

Esta expresión popular que hizo de Monte Quemado la cuna del “Festival Nacional del Queso Copeño” desborda por dos días de un colorido espectáculo, muy esperado en donde se encuentran turistas, habitantes e hijos de esta tierra, que vuelven a llenar su espíritu para poder afrontar con entereza el desarraigo que los mantiene lejos.

Monte Quemado, un pueblo culto 

La cultura es un hilo conductor hacia diferentes atributos y características del amplio espectro delineado como hecho social en común. Es también, a partir de la prosa de sus autores, un estudio profundo de la historia condimentado con matices del bagaje identificaría de una comunidad.

En ese sentido Canto a Monte Quemado, autoría de Elsa Gladys Corbalán con música (e incomparable primera voz) del “mansero” Onofre Paz, llegó al corazón no sólo de cada habitante local sino también de millones de argentinos, por su capacidad para reflejar vivencias y sentimientos propios de la idiosincrasia copeña.

Miles de fieles se dan cita en Monte Quemado para venerar a la santa imagen de la Virgen de Carballo. Los devotos llegan provenientes de toda la región y muchos incluso de provincias vecinas, con el propósito de renovar su devoción y recibir la bendición de la sagrada imagen. También gauchos a caballo con coloridas vestimentas acompañan la procesión.

Anualmente la Virgen del Carballo, conocida como la “patrona de los hacheros”, reúne a más de 30 mil fieles. En los últimos años se convirtió en una de las fiestas más importantes del Norte, consolidándose como una manifestación de fe, amor y devoción religiosa.

De acuerdo a lo que relata la historia fue encontrada en el tronco de un árbol, en medio del monte copeño en el paraje Taco Punco, distante 15 kilómetros de la ciudad, una pequeña imagen de la Virgen María, la cual fue hallada por una joven en el hueco de un Churqui (árbol autóctono).